“Después de mí, el diluvio” ha sido, además de la expresión de desdén de un monarca francés, la máxima de algunos empresarios por mucho tiempo. La cuestión ha sido hacer dinero, maximizar ganancias sin que importen demasiado, por ejemplo, las consecuencias medioambientales o la promoción de la persona.
Una versión de este artículo se publicó en el servicio impreso 54/14
La percepción de que esta dinámica es insostenible, y de que cada inversión debe, además de garantizar un provecho al inversor, contribuir al bienestar del destinatario, a su realización personal y al desarrollo de su comunidad, ha cobrado fuerzas en los últimos años mediante la fórmula del Impact Investing (inversión de impacto).
La Global Impact Investing Network (GIIN) …
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