Todos los días aparece algún tipo de previsión económica. Instituciones con siglas respetables y banquillo de expertos nos dan sus pronósticos sobre qué ocurrirá con el PIB, el paro, la inflación, el déficit público...Las previsiones saltan a los titulares y tienen un efecto por el mero hecho de ser publicadas. Los inversores reaccionan. La Bolsa acusa el impacto. Los políticos declaran. Las empresas rectifican sus presupuestos. Es posible que luego la economía desmienta los pronósticos, pero los resultados reales suelen tener menos eco que las previsiones.
Por eso es oportuno que, en medio de tantos profetas, haya un notario que levante acta de las desviaciones entre los pronósticos y los datos reales. Esto es lo que hace la Diana de la es…
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