Por primera vez en casi medio siglo, el apoyo de los estadounidenses a la pena de muerte ha caído por debajo del 50%. Más exactamente, el Pew Research Center ubica ese respaldo en el 49%, bastante lejano ya del 80% que se constataba en 1994, aunque aún mayor que el porcentaje de contrtarios a este castigo (el 42%).
El sondeo, efectuado entre agosto y septiembre, es la consulta anual sobre el tema que viene haciendo el Pew desde hace dos décadas. Para determinar la tendencia en un período más extenso, se examinan los datos más antiguos que aporta el instituto Gallup.
Como sucede en otros temas del acontecer estadounidense, a pesar del descenso notable del respaldo a la pena capital desde los años 90, las actitudes hacia ella difieren drásticamente según la afiliación política de los consultados. Así, apenas el 34% de los que se identifican como demócratas continúan mostrando apoyo a ese castigo, menos de la mitad que en aquellos años; mientras que un 72% de los republicanos siguen siendo partidarios de este, 15 puntos menos que en aquel entonces.
De igual modo, también la edad, el sexo y el grupo étnico de los interrogados marca las divergencias. Los hombres suelen ser más proclives que las mujeres a apoyar la pena de muerte; los blancos, más que los latinos y los afroamericanos. Los jóvenes (18-29 años) son el grupo que menos la avala.
La menor simpatía hacia la pena capital coincide con un declive del número de ejecuciones. Si en 1999 estas alcanzaron el pico de 98, según cifras del Death Penalty Information Center, en lo que va de 2016 han sido 15, y están programadas unas pocas antes de que termine el año.
Por su parte, The New York Times recuerda que en los pasados cinco años, nueve estados han suspendido la aplicación de la pena capital, que sigue vigente en otros 30. En el caso de California, los votantes serán preguntados en las urnas, en noviembre, acerca de si continúa aplicándose o se sustituye por una pena alternativa.