Según un estudio publicado en la revista médica The Lancet (2002; 359: 835-840), China presenta una elevada tasa de suicidios, que además -caso único en el mundo- es superior entre las mujeres que entre los hombres. La razón parece estar en las duras condiciones de vida en el campo, sobre todo para las mujeres.
El estudio se basa en un informe oficial del Ministerio de Sanidad chino publicado en noviembre de 1999. Los investigadores concluyen que en el quinquenio 1995-1999, el número anual de suicidios en China ha sido de unos 287.000, 23 por 100.000 habitantes. Esto supone que el suicidio es la quinta causa de muerte, con el 3,6% del total de fallecimientos.
Entre los hombres de 15 a 34 años, el suicidio es la primera causa de muerte, con el 19% del total. Entre las mujeres, la tasa es un 25% superior a la de los hombres, debido sobre todo al elevado número de suicidios de campesinas. En las zonas rurales, la tasa es tres veces mayor que en las ciudades: lo contrario de lo que ocurre en Occidente y en gran parte de los demás países.
The Economist (1-XII-2001) proponía algunas explicaciones. «Para las chinas de las zonas rurales, la vida puede ser deprimente: trabajo en el campo y en casa, maridos o parientes políticos que las maltratan, esterilizaciones forzadas». En estas condiciones, lo que distingue a las mujeres chinas es que consuman las tentativas de suicidio con mayor frecuencia que en los demás lugares. En todo el mundo, la tasa de suicidios es entre los hombres de dos a cinco veces mayor que entre las mujeres, principalmente porque ellas emplean métodos menos contundentes: por ejemplo, pastillas en vez de armas. Sin embargo, en la China rural hay fácil acceso a pesticidas altamente tóxicos: la mayoría de las mujeres que se suicidan recurren a ellos.
Para reducir los suicidios en China, la Organización Mundial de la Salud (OMS) inició a finales del año pasado un programa para ayudar a las autoridades del país a mejorar la atención de la salud mental, en especial en las zonas rurales. Pero algunos creen que sería más eficaz controlar el acceso a los pesticidas. Así lo ha puesto de manifiesto Arthur Kleinman, de la Universidad de Harvard: «De las mujeres que se suicidan en China muy pocas sufren enfermedades mentales. En Occidente, sin embargo, hay una relación mucho más estrecha entre el suicidio y la depresión, la esquizofrenia o alguna clase de adicción». The Economist abunda en lo mismo recordando la experiencia de Gran Bretaña, donde el índice de suicidios descendió drásticamente cuando se eliminó la toxicidad del gas doméstico y de los escapes de los coches.
Según el semanario británico, hay otro elemento importante en el caso de China: allí el suicidio es, a veces, una forma de protesta. Los campesinos chinos, por ejemplo, han realizado suicidios colectivos para protestar contra las leyes que impiden sepultar a los familiares en las tierras de los antepasados. Y las mujeres, por su parte, pueden preferir suicidarse antes que contraer matrimonio forzado.
De todas formas, hay países con mayores tasas de suicidio que China. La OMS, en la última edición (2001) de su informe anual sobre salud mental, estima la media mundial (calculada a partir de 53 países estudiados) en 15,1 suicidios por 100.000 habitantes: 24 por 100.000 entre los hombres y 6,8 por 100.000 entre las mujeres, o sea, una diferencia de 3,5 a 1. China es la única excepción, con 14,8 suicidios por 100.000 mujeres y 13,4 por 100.000 hombres (datos oficiales de 1998).
Los mayores índices se dan en Europa del este. En suicidios de hombres, Lituania figura en primer puesto, con 73,8 por 100.000 hombres. Siguen Rusia (62,6 por 100.000), Bielorrusia (61,1), Estonia (56), Letonia (52,6)… Por lo que respecta a las mujeres, Sri Lanka es el país con la mayor tasa (16,8 por 100.000). Después están Hungría y China (las dos con 14,8), Lituania (13,6), Eslovenia (13,4), Letonia (13,1).