Ana Urrutia, doctora en Geriatría, promueve un tipo de cuidado a personas ancianas más humano y acogedor que el que suele verse en muchas residencias. En una entrevista para La Vanguardia, explica cómo ha desarrollado “un modelo que intenta evitar la sujeción química y física”.
Según la doctora Urrutia, el servicio geriátrico en España es poco profesional y “muy hotelero”: “He visto residencias en las que había más usuarios de los debidos, ancianos durmiendo en un sofá cama (…). Y he visto, que es lo que me hizo reaccionar, cómo se abusa de los neurolépticos para que estén tranquilos y no molesten con su deambular o insistencia de que se quieren ir a casa”, cuenta la geriatra.
Tampoco vale el recurso fácil de atarles a la butaca o a la cama. “Considero que la agitación deriva de un problema de entorno, de falta de humanidad, de estrés”, afirma la doctora Urrutia. La clave está en saber crear un entorno “más humano y acogedor”, donde el paciente se sienta a gusto. “Sobre todo aprendemos a interpretar a la persona con demencia”.
En la mayoría de centros para ancianos, la propuesta de la doctora Urrutia supone todo “un cambio de paradigma”. No se trata de invertir más dinero o aumentar el personal, sino de cambiar las maneras de hacer. A día de hoy, su fundación Cuidados Dignos ha logrado que este nuevo modelo de cuidado haya sido asumido en 150 centros.