Análisis
He visto y captado el mensaje de varias docenas de campañas antidroga en los últimos años. Sin embargo -copio del Ministerio de Sanidad-, «España es el país de la UE con mayor proporción de consumidores de cocaína, y uno de los de mayor proporción de consumidores de cannabis y éxtasis». El consumo de drogas afecta ya a «más de un millón de personas» y, a pesar de los esfuerzos, «no se ha conseguido frenar el inicio de nuevos consumos ni retrasar la edad de comienzo».
La gente antidroga piensa que las campañas de prevención funcionan, pero «algo falla», decía la ministra de Sanidad mientras explicaba la política sobre drogas para esta legislatura.
España es el país con mayor proporción de consumo de drogas de Europa. En 1994, el 18,2% de los jóvenes de 14 a 18 años admitía haber consumido cannabis en los últimos doce meses; en 2004 el porcentaje ha subido hasta el 36,1%. En ese mismo periodo, para el caso de la cocaína, el porcentaje ha pasado del 1,8% al 6,8%. España es también el país donde existen menos dificultades para comprar droga cerca de los centros educativos, bares y zonas de ocio; no solo «no se ha conseguido frenar el inicio de nuevos consumos», sino que han aumentado hasta alcanzar el millón de personas; no solo «no se ha conseguido retrasar la edad de comienzo», sino que se ha adelantado a los 13-15 años; y como parece que «ha bajado la percepción de riesgo entre los españoles», no basta con «no bajar la guardia». A la altura que está «no se consigue» mucho. Pero no será por campañas.
Por lo que respecta al tabaco y al alcohol, los mensajes preventivos se han multiplicado enormemente. Hay un «Fumar mata» por paquete de cigarrillos y un «Bebe con moderación, es tu responsabilidad» por posavasos. Pero los jóvenes españoles han vuelto a interpretar el mensaje de esa forma tan peculiar: el número de personas de 14-18 años que dice haberse emborrachado en el último mes ha pasado del 21% en 1994 al 27,3% en 2004. Y la edad de inicio ha bajado a los 13,7 años. Las soluciones que propone el Ministerio para los próximos meses son un proyecto de ley que regule la publicidad y venta del tabaco y limite los lugares de consumo. Nos enteraremos por los anuncios.
Hay otro asunto que también preocupa al Ministerio y es objeto de campañas regulares: el llamado sexo seguro. Hay campañas «informativas» en televisión, prensa, radio, centros de salud, hospitales, centros de juventud, centros de planificación familiar, etc. Así, no es extraño que en 2003 los dos laboratorios que comercializan la píldora del día siguiente vendieran 317.670 unidades. Según Margarita Delgado, demógrafa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el número de mujeres que acudieron a este método «es una barbaridad, ya que representa casi el 3% de las que están en edad fértil», aunque si se tiene en cuenta solo a las menores de 25 años -que son las que más utilizan este sistema-, el porcentaje llega al 7% («El País», 27-09-2004). Y eso que era solo para «emergencias». Además, algunas usuarias van de emergencia en emergencia, pues, según fuentes de la Consejería de Salud de Andalucía (donde la píldora se da gratis en servicios de urgencia y centros de orientación familiar), se calcula que el 20% son reincidentes.
A pesar de la «barbaridad», el Ministerio de Sanidad explica que estos datos y la cifra de 77.000 abortos de 2002 muestran -sorpresa- «que hacen falta más campañas de prevención e información». Pero así como el fácil acceso a los anticonceptivos no ha evitado que aumenten los abortos, tampoco la difusión del preservativo disminuirá la demanda de la píldora del día siguiente. Más bien son factores que se suman e invitan a abandonarse a situaciones de riesgo.
Va a ser difícil batir a España en dinero invertido para que la gente haga o deje de hacer lo contrario de lo que se le dice. Sigo copiando del Ministerio de Sanidad: «España, desde 1992, es el primer país del mundo en número de donaciones de órganos y trasplantes». Pero yo no recuerdo haber visto ni una campaña de donación de órganos. ¿Cómo sabe tanta gente qué es donar un órgano y adónde hay que ir y qué riesgos tiene y qué pasa si no estoy muerto del todo y todo eso?
Ignacio F. Zabala