La legislación británica en materia de adopción, recogida en la Adoption and Children Bill, expresa que solo pueden adoptar niños personas solteras individualmente o parejas casadas, pero no parejas de hecho o parejas homosexuales. El pasado mes de mayo, la Cámara de los Comunes aprobó una enmienda a la ley de adopción para eliminar estas restricciones. Pero ahora los Lores la han rechazado, en un intento de mantener la legislación actual, por mayoría de 34 votos (196-162).
Tras la votación de mayo, la oposición acusó al gobierno de seguir una premeditada estrategia de expansión de los derechos de los homosexuales. De hecho, esta es la tercera estación desde que el partido laborista se instaló en Downing Street en 1997. La primera fue el intento de eliminar la «Cláusula 28», que prohíbe promover la homosexualidad en los colegios (los Lores lo impidieron: ver servicio 47/00). Y la segunda, la rebaja de la edad de consentimiento para practicar relaciones sexuales, de los 18 años a los 16. Los Lores también se negaron pero en aquella ocasión el gobierno reformó la ley a través de un procedimiento excepcional, la Parliament Act (ver servicio 167/00).
El gobierno respondió que su intención no era electoralista, sino «extender el derecho de los niños a ser adoptados». De hecho, Tony Blair, que apoyó la enmienda en mayo, dio libertad de voto a sus diputados. Los Lores han respondido con esta votación que como la ley protege los intereses de los niños, es preferible asegurarles la estabilidad de una pareja casada, siempre que sea posible.
En efecto, la ley no discrimina a los homosexuales ya que estos pueden adoptar niños de forma individual. Lo que rechazan los Lores es que se reconozca el derecho de adopción a las parejas no casadas y a las homosexuales, mucho menos estables y duraderas.
La enmienda puede entrar ahora en el proceso de rebotes Comunes-Lores que provocan las leyes polémicas. Si el gobierno se empeña, la reforma equipararía en materia de adopción la cohabitación y las parejas homosexuales al matrimonio. No hay suficientes encuestas para saber qué opina el público británico. Pero una de ellas, realizada a principios de octubre por ICM por encargo del Christian Institute -partidario de dejar la ley como está-, afirma que al 86% de los padres encuestados no les gusta la idea de que, en caso de morir, a sus hijos los adopte una pareja de homosexuales.