En los años 70, la Equal Rights Amendment (ERA) fue para el movimiento feminista americano lo que hoy es el matrimonio homosexual para los activistas gays. A contra corriente de la clase política, que apoyaba la enmienda, la activista Phyllis Schlafly dio la batalla y ganó. Time (7-04-2009) ha entrevistado a Schlafly, que ahora tiene 84 años.
El movimiento feminista de aquellos años se había propuesto aprobar una enmienda a la Constitución de EE.UU. para prohibir toda discriminación por razón de sexo. Pero sus adversarios veían detrás mucho más de lo que decía el texto. Una de las críticas más eficaces a la ERA fue la de una mujer, Phyllis Schlafly, abogada y activista política, católica y madre de seis hijos, que dio una batalla que parecía perdida.
El texto de la ERA decía: “La igualdad de derechos bajo la ley no podrá ser negada ni limitada por razón del sexo en los Estados Unidos ni en ningún estado”. Y daba al Congreso poder para obligar a que esto se respetara, con la legislación apropiada.
¿Qué hubiera pasado si la ERA hubiera sido aprobada? Phyllis Schlafly piensa que “hubiera dado nuevos y amplios poderes a los tribunales federales, porque la ERA no definía las palabras clave: sexo e igualdad”. Por ejemplo, “¿igualdad significa la igualdad de los individuos, como en el caso de la decimocuarta enmienda, o la igualdad de un grupo? En América no creemos en los derechos de los grupos. Creo que es bastante claro que, si la ERA hubiera sido aprobada, habríamos tenido el matrimonio entre personas del mismo sexo hace 25 años”.
ERA fue aprobada en la Cámara de Representantes por 354 votos a favor y 24 en contra; en el Senado, por 84 a favor y 8 en contra. En 1972 empezó su proceso de ratificación, que requería la aprobación de tres cuartas partes de los estados (38 legislaturas) en un plazo de 7 años. Al acabar el plazo, había sido ratificada en 35, pero faltaban tres, y la enmienda expiró. Luego ha habido diversos intentos de resucitarla, pero sin éxito. El feminismo más radical ha perdido fuelle, y las mujeres han encontrado cada vez menos obstáculos en la sociedad.
Schlafly recuerda que “en 1972 el movimiento feminista había hecho de la ratificación de la ERA su principal objetivo, y tenían todas las ventajas. Tres presidentes, Nixon, Ford y Carter, apoyaron la enmienda. Tenían también a todos los gobernadores. Les apoyaba el 99% de los medios de prensa. Contaban con organizaciones, estrellas de Hollywood…”.
Cuando Schlafly empezó su campaña “Stop ERA”, 30 estados habían ratificado ya la enmienda. Schlafly, republicana, movilizó a las bases explicando las consecuencias sociales que tendría la ERA, como la anulación de las ventajas reconocidas a la mujer en leyes laborales y de derecho de familia. Su eficaz activismo, al que se considera la principal razón de la derrota política de la ERA, le valió el odio feroz de la National Organization for Women.
A sus 84 años, sigue siendo presidenta de Eagle Forum, un movimiento con 25.000 miembros, que defiende posturas pro vida y contrarias al matrimonio gay. Pero sigue pensando que la principal amenaza al matrimonio proviene no del activismo gay, sino del activismo feminista. Les reprocha la “idealización de la maternidad de la mujer sola”, lo que está produciendo millones de niños sin padre.
Les recrimina también por “tratar a las mujeres como víctimas y por inculcarles la idea de que no pueden triunfar porque la sociedad es injusta con ellas”. Las feministas nunca celebran a las mujeres que triunfan –y menciona a Margaret Thatcher, Condolezza Rice o Jeanne Kirkpatrick– porque “están decididas a predicar la idea de que las mujeres reciben un trato injusto en nuestra sociedad, por lo que necesitan leyes, acción del gobierno y dinero del contribuyente para que se les dé una justa oportunidad”.