Es bien sabido que los anticonceptivos orales combinados (AOC: la moderna “píldora”) aumentan el riesgo de padecer distintas enfermedades, principalmente trastornos vasculares y algunos tipos de cáncer (ver un cuadro-resumen en Aceprensa, 10-02-2010). Pero de los anticonceptivos que también son hormonales pero no se administran por vía oral apenas había estudios hasta ahora. Uno muy completo, recién publicado en el British Medical Journal, concluye que aumentan el riesgo de trombosis venosa, algunos aún más que los AOC.
Con los anticonceptivos no orales se busca el mismo efecto que con los AOC sin la molestia de la toma diaria. Se colocan de distintas formas en el organismo y liberan continuamente las mismas hormonas que los AOC durante una semana o más, hasta varios años, antes de que sea necesario reemplazarlos. El nuevo estudio, realizado en Dinamarca, examina cuatro anticonceptivos de este tipo: el parche transdérmico, el anillo vaginal, el implante subcutáneo y el dispositivo intrauterino que libera hormonas (DIU-h).
El estudio se hizo con los datos de la sanidad danesa, que desde 1977 mantiene un registro nacional de pacientes donde figura el historial de cada uno, incluidas las prescripciones de medicamentos. Para evaluar el riesgo de trombosis venosa relacionado con los anticonceptivos, los autores excluyeron las mujeres que habían tenido alguna antes. Obtuvieron así una muestra de 1,6 millones de mujeres de 15 a 49 años, de las que examinaron los datos de diez años (2001-2010).
En la tabla siguiente presentamos el riesgo relativo (RR) de trombosis venosa en las usuarias de los cuatro anticonceptivos estudiados con respecto a las mujeres que no emplean anticonceptivos hormonales. Para facilitar otra comparación , se incluye también el RR de dos clases de AOC: los que contienen levonorgestrel y estrógeno (AOC-le) y los que contienen norgestimato (AOC-n).
El RR es el factor de incremento del riesgo en relación al grupo tomado como referencia, cuyo RR es 1, por definición. Por ejemplo, un RR igual a 7,90 significa que la probabilidad de sufrir trombosis venosa es 7,90 veces la que tienen las no usuarias.
Riesgo Relativo
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AOC-le | 3,21 |
AOC-n | 3,57 |
Parche | 7,90 |
Anillo | 6,48 |
Implante | 1,40 |
DIU-h | 0,57 |
Como se ve, todos los anticonceptivos hormonales aumentan el riesgo de trombosis, menos el DIU-h (Mirena, de Bayer, que libera levonorgestrel, es la única presentación existente en el mercado). El RR del implante es pequeño, pero el del parche y el del anillo son altos y muy superiores al de los AOC.
A la vista de estos datos, y los ya conocidos sobre los AOC, resulta extraño que a menudo se presente la dispensación de anticonceptivos como un servicio sanitario básico. Por ejemplo, así ha justificado la Administración Obama haberla incluido en las prestaciones obligatorias de todos los seguros médicos (cfr. Aceprensa, 15-02-2012). Pero servicios sanitarios básicos son los que dan los tratamientos necesarios contra las enfermos o cuidados preventivos que las evitan (vacunaciones, exploraciones a mujeres con riesgo de cáncer de mama…). Los anticonceptivos, que aumentan la tasa de morbilidad en la población femenina, no cumplen esa condición. Habría que preguntarse si la sanidad pública no debería dejar de pagarlos, así como no subvenciona los cigarrillos a los fumadores. Salvo en terapia hormonal, los anticonceptivos no se usan para aliviar un trastorno, y su única conexión con la salud obedece a sus efectos secundarios.