Con lo que unos desperdician, otros pueden comer. Esta convicción mueve a los Bancos de Alimentos (BA) que recogen los productos invendidos donados por las empresas agroalimentarias, por la Administración (excedentes agrícolas), por los hipermercados y por los particulares, para hacerlos llegar gratuitamente a los necesitados. El país europeo donde están más desarrollados es Francia, donde los 66 Bancos de Alimentos existentes acaban de celebrar su segundo congreso los días 25 y 26 de septiembre.
Surgidos como una idea norteamericana en 1966, hoy existen 560 BA en el mundo, repartidos en EE.UU. (400), Canadá (50), Europa (104) y algunos en México y Australia.
Los BA no distribuyen directamente a los pobres los alimentos recogidos, sino que los entregan a instituciones que se ocupan de atender a los necesitados. Según los datos aportados durante el congreso de los BA franceses, el año pasado ofrecieron 31.786 toneladas de víveres a 3.076 asociaciones, que los repartieron entre 665.000 personas.
Los BA franceses, que forman una federación, sólo emplean a 217 asalariados, a tiempo completo o parcial, junto a 1.169 voluntarios. De la Administración han recibido subvenciones por valor de 11,4 millones de francos.
Los hipermercados aprecian cada vez más la acción de los BA, que además les ayudan a resolver el problema del destino de alimentos invendidos. Con este fin, la federación de BA ha firmado contratos con varias cadenas de alimentación, para utilizar productos (lácteos y carnes, sobre todo) que son retirados de la venta varios días antes de la fecha de caducidad y que son distribuidos inmediatamente por los BA.