Cuando conversé personalmente en Madrid con la doctora Katarzyna Jachimowicz, le comenté que teníamos en común un signo muy poco envidiable: haber vivido ambos en países sin libertad. Ella nació en Polonia, entonces satélite de la Unión Soviética, y yo en el satélite caribeño: Cuba. Para mi sorpresa, me dijo que creía que le hablaba de Noruega, país donde vive desde 2010 y donde ha sufrido decisiones que parecen más propias de Estados totalitarios.
El caso de la médica polaca saltó a la prensa meses atrás: en diciembre de 2015, la estatal Clínica de la Familia, del municipio de Sahuerad (en el sur noruego), había despedido a la especialista por negarse a implantar un dispositivo abortivo a una paciente, y ello pese a que, antes de contratar…
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