El envejecimiento de la población europea, junto con el descenso de la fecundidad y el aumento de divorcios, hace temer que en el futuro habrá más ancianos sin parientes próximos que puedan cuidar de ellos. Así será, pero solo en términos absolutos, por el crecimiento de la población de edad avanzada; en términos relativos, dentro de veinte años, entre los mayores la soledad será menos frecuente que ahora. Lo explica un trabajo (1) publicado en el último número del boletín Population & Sociétés (abril 2008), del Institut National d’Études Démographiques (INED) de Francia, que estima cómo cambiará la situación hasta 2030.
El estudio fue llevado a cabo por el equipo FELICIE (Future Elderly Living Conditions in Europe), coordinado por Joëlle Gaymu. Aunque tiene en cuenta datos de toda Europa, el análisis se centra en nueve países: Alemania, Bélgica, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Italia, Holanda, Portugal y República Checa.
En todos ellos, como en el conjunto del continente, habrá un fuerte aumento de mayores de 75 años dependientes: un 70% más, en la hipótesis de que las condiciones de salud no cambien, o un 41% más si -como es previsible- mejora la salud de la población. Esta media oculta grandes diferencias entre los países del extremo inferior, Portugal (+25%) y Gran Bretaña (+30%), y los del superior, Holanda (+74%) y Finlandia (+67%).
Pero si los ancianos dependientes serán más, a la vez tendrán más familiares. La situación futura dependerá de dos tendencias principales: el descenso de la tasa de viudedad y el aumento de los divorcios. Resulta que los efectos de la segunda serán contrarrestados por los de la primera, a su vez consecuencia de la baja de la mortalidad y de la reducción de la diferencia en esperanza de vida entre mujeres y hombres. En particular, como se observa en el gráfico, referido a toda Europa, el fenómeno será especialmente marcado para las mujeres: la proporción de las mayores dependientes con marido subirá notablemente, sobre todo entre las de más de 85 años.
También entre los hombres de 85 o más años será más frecuente tener cónyuge (42% en 2000, 53% en 2030). La excepción serán los de 75-84 años, pues aunque registrarán menor proporción de viudos (21% en 2000, 12% en 2030), los divorciados serán muchos más (3% en 2000, 13% en 2030).
Por otro lado, el porcentaje de los mayores sin hijos supervivientes bajará o se mantendrá estable. De hecho, el número de ancianos con cónyuge o con algún hijo subirá un 145%.
La existencia de más parientes aliviará en alguna medida la necesidad de contratar cuidados fuera del seno de la familia. Pero la demanda de servicios profesionales subirá en todo caso, advierten los autores del estudio. Primero, porque los mayores dependientes sin cónyuge ni hijos, aunque en proporción serán menos, en términos absolutos serán más, en particular los de edad muy avanzada. Segundo, porque entre los familiares habrá una proporción mayor de maridos, que en general están más inclinados a acudir a ayuda externa.
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(1) Comment les personnes dépendantes seront-elles entourées en 2030? Projections européennes.