Los inmigrantes que llegan a los países desarrollados son de procedencias cada vez más diversas. Esta es la nota que subraya la última edición del informe anual Tendencias de las migraciones internacionales, que elabora la OCDE.
Así, en la Unión Europea crece el número de no comunitarios: los chinos se encuentran ya entre los diez primeros grupos de inmigrantes en Francia, España o Italia, y ha aumentado mucho la presencia marroquí y tunecina en varios países europeos. Otro nutrido núcleo de no comunitarios está constituido por ciudadanos de la antigua Yugoslavia que, a consecuencia del conflicto de los Balcanes, emigran a Suiza, Austria e Italia, principalmente. Con todo, la comunidad extranjera más numerosa en un país europeo de la OCDE -más de dos millones- sigue siendo la de origen turco en Alemania.
En Australia, Canadá y Estados Unidos, la inmigración europea ha disminuido, mientras sigue en aumento la asiática y la de otros países en desarrollo. En Canadá, por ejemplo, el contingente más importante de inmigrantes en 1998 fue el chino (11,3% de un total de 174.000), seguido de los llegados de la India (8,8%). En Estados Unidos, el mayor grupo de inmigrantes es el de mexicanos (19,9% de los 660.500 inmigrantes llegados en 1998).
El informe señala que esta mayor variedad se da pese a que la reunificación familiar sigue siendo el primer motivo que justifica la entrada de inmigrantes en los países de la OCDE. Además, la mayor parte de los movimientos se producen dentro de una misma región geográfica. Pero el flujo total ha crecido. En la mayoría de los países de la OCDE ha aumentado la proporción de extranjeros en la población total y en la población activa a lo largo del decenio 1988-98 (ver tabla). Alemania y Estados Unidos siguen siendo los dos mayores receptores de inmigrantes en términos absolutos.
El informe resalta también que en todos los países de la OCDE, excepto Italia y España, la tasa de paro de los extranjeros es mucho mayor que la de los nativos (triple en Dinamarca y Holanda). También señala que los inmigrantes sufren en mayor medida las fluctuaciones en los niveles de empleo.
De los inmigrantes considerados como mano de obra cualificada, la mayoría pertenecen a países europeos o de América del Norte. Esto no impide que se siga dando una notable «fuga de cerebros» en países menos desarrollados. Durante un seminario que la Asociación de Profesionales de Tecnologías de la Información de Marruecos realizó en noviembre, Khalid El Hariry, presidente de esta organización, afirmó: «Hay escuelas de informáticos en las que el 60% o 70% de la promoción se marcha al extranjero nada más finalizar sus estudios».
El informe pronostica un aumento de los flujos migratorios en los próximos años,motivado por las diferencias norte-sur y la necesidad de mano de obra que muchos países de OCDE presentan debido al envejecimiento de su población.