La reagrupación familiar impulsa la inmigración en los países de la OCDE

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En casi todos los países de la OCDE el mayor número de inmigrantes se debe a la reagrupación familiar (familiares que se reúnen con el trabajador legalmente asentado), sobre todo en Estados Unidos, Canadá, Francia y Suecia. Si continúa esta tendencia, en los próximos años la población inmigrante se multiplicará rápidamente en esos países.

Un ejemplo de esta tendencia es España. En los últimos tres años, casi un cuarto de millón (244.210) de parientes directos de inmigrantes han sido regularizados a través de la reagrupación familiar. Esto supone el 30% de los 803.000 extranjeros no comunitarios que obtuvieron un permiso de residencia en ese mismo periodo.

Para que un trabajador inmigrante pueda reagrupar con él a sus familiares en España, tiene que llevar residiendo un año en territorio español y haber solicitado u obtenido la autorización de residencia para otro año más. Además, tiene que demostrar que dispone de un alojamiento adecuado y medios de subsistencia suficientes para atender sus gastos y los de su familia.

Según la profesora Blanca Sánchez Alonso (El País, 26-5-2007), la política de reunificación familiar genera varios efectos que podrían cambiar el panorama de la inmigración en España. En primer lugar, la reagrupación multiplica el número de extranjeros residentes a marchas forzadas. En segundo lugar, las familias reunificadas aumentan las necesidades de vivienda de los inmigrantes y la demanda de servicios sociales. En tercer lugar, la política de reunificación familiar tiende a aumentar el número de trabajadores inmigrantes ilegales. Pues aunque estén residiendo legalmente, no tienen permiso de trabajo.

A la vista de lo que ha ocurrido en España en los tres últimos años, Sánchez Alonso señala que la reagrupación familiar abre “una segunda fase de la inmigración en España. La duda es si estamos preparados para ese nuevo escenario que es, sin duda, mucho más complejo”.

Donde sí se han empezado a tomar medidas para frenar esta tendencia es en Francia. Allí la política de reagrupación familiar está muy desarrollada, por el hecho de que ya hay más de una generación de inmigrantes. Según informó el nuevo ministro de Inmigración, Brice Hortefeux, de los 165.000 permisos de residencia concedidos el año pasado, 92.000 correspondían a la reunificación familiar, frente a los 11.000 concedidos por razones económicas.

De acuerdo con las promesas realizadas por Nicolas Sarkozy durante la pasada campaña electoral, el nuevo gobierno francés quiere endurecer las condiciones de entrada al país. Para ello, ha presentado un proyecto de ley que se centra en la reagrupación familiar: el miembro de la familia que quiera reunirse con sus parientes en Francia tendrá que someterse en su país de origen a un examen de lengua francesa y de conocimiento de los valores de la República.

Además, el inmigrante que quiera traer a su familia a Francia deberá probar que tiene una vivienda y unos ingresos al menos equivalentes al salario mínimo, sin contar las prestaciones familiares que pudiera recibir de la Administración. El baremo de ingresos exigidos dependerá también del número de miembros de la familia.

El proyecto de ley, que se someterá este verano a la aprobación parlamentaria, prevé además la creación de un “contrato de acogida y de integración” que responsabiliza al trabajador legalmente asentado a velar por la adaptación de su familia en Francia.

Estados Unidos es el país que recibe más inmigración por la reagrupación familiar (el 60% de inmigrantes llega anualmente por esa vía). Esto se debe a que los requisitos exigidos para traer a los parientes son más laxos que en otros países. Ahora bien, esta política podría sufrir un duro revés si llegara a aprobarse la reforma que está ahora en el Senado. Entre otras cosas, el nuevo proyecto de ley quiere primar el nivel educativo sobre los vínculos familiares para optar a la residencia permanente (ver Aceprensa 57/07).

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