La División de Población de la ONU ha destacado que los países desarrollados necesitarán inmigrantes para mantener la actividad laboral. Según sus datos, anticipo de un informe que saldrá a la luz en marzo con el título Migraciones de sustitución: una solución para los países con poblaciones en declive, la Unión Europea (UE) tendrá que admitir 159 millones de inmigrantes hasta el año 2025 si quiere compensar el descenso de la natalidad y contar con la población activa necesaria para mantener el nivel de vida y afrontar los gastos sociales que generarán los jubilados.
La inmigración ya aporta a la UE más habitantes nuevos que la natalidad. Según datos recién publicados por Eurostat, el año pasado la población de la UE creció en cerca de un millón de habitantes (+0,26%), hasta alcanzar 376,4 millones; casi tres cuartas partes del aumento se debieron a la inmigración. De hecho, en 1999 la UE registró el crecimiento natural más bajo desde la II Guerra Mundial: tan solo 266.000 nacimientos más que defunciones. En cambio, el saldo migratorio, positivo, fue de 717.000 personas, muy superior al de 1998.
Dentro de la UE, es notable el caso de España. Por tener la tasa de fecundidad más baja de la UE y quizá del mundo (1,07 hijos por mujer: ver servicio 185/99), necesitará acoger 12 millones de inmigrantes de aquí al año 2050, es decir, una media de 240.000 inmigrantes por año, y en la actualidad el cupo establecido es de 30.000. Al estado de la demografía española se refirió Joseph Chamie, director de la División de Población de la ONU: «En estos momentos, en Europa, la media es de 4 ó 5 personas en activo por jubilado; dentro de 50 años serán 2 por jubilado, y en España, 1,4». Si persistiera la tendencia actual, en 2050 España tendría la sociedad más vieja del mundo, con una edad media de 54,3 años.
Ante esta situación, señala el informe, los países tendrán que plantearse dar la ciudadanía a los inmigrantes. Pero los autores son conscientes de que una inmigración tan fuerte como la demográficamente necesaria no es fácil de vender a los electorados. Como dice Joseph Grinblat, jefe de estudios de Mortandad e Inmigración de la División de Población y uno de los redactores del informe: «Europa no puede asumir tal cantidad de inmigrantes. Es políticamente peligroso y socialmente inaceptable. Pero la inmigración se producirá de todas formas, aunque sin llegar a esas cifras».
El informe estima que los países occidentales también habrán de cambiar el tipo de trabajadores inmigrantes que acogen si quieren mantener su nivel económico y social. No bastará con recibir sólo a los de baja cualificación -como son la mayoría de los que entran ahora- y ocupan empleos que no quieren los nacionales. La carestía que se avecina de profesionales cualificados también tendrá que ser remediada con extranjeros.
Fuera de la UE, Estados Unidos sigue siendo la meca de los emigrantes: el año pasado batió récord con la entrada de un millón de trabajadores extranjeros. Pero Estados Unidos (fecundidad: 1,99) no tiene los problemas de envejecimiento demográfico que aquejan a Europa. Un caso más parecido al de la UE es el de Australia, que en 1998 registraba un índice de fecundidad del 1,75, con tendencia a bajar al 1,6. Así, la proporción de activos por jubilado, que hoy es de seis a uno, en 2028 será de tres a uno.
En Australia, la lucha contra la inmigración ilegal para no sobrepasar el cupo de entradas establecido es motivo de polémica: mientras unos temen una «invasión», otros -sobre todo empresarios- sostienen que hacen falta más extranjeros. «Nuestro país está abierto a negocios, comercio e inversiones; pero a menudo parece que cerramos las puertas a inmigrantes que podrían ayudarnos económica y socialmente», señala Mark Patterson, director de la cámara de comercio e industria australiana.
El gobierno ha mantenido durante los últimos años el acceso de 80.000 inmigrantes anuales. En 1999 aumentó al 50% el porcentaje de trabajadores cualificados dentro del cupo, frente al 29% establecido cinco años antes.
El ministro de inmigración, Philip Ruddock, espera que la población de Australia (19 millones) se estabilice en torno a los 23 millones en el año 2050. Mientras tanto, empresarios que quieren agilizar la llegada de trabajadores inmigrantes han creado el Australian Population Institute, que propone alcanzar 50 millones de habitantes en 2050.