Hablar de “avalanchas” para referirse a los grupos de inmigrantes africanos que intentan cruzar a territorio español a través de la verja en Melilla, no ayuda mucho a la comprensión del problema, y sí a inducir rechazo hacia ellos. Son ante todo personas que huyen de guerras y de condiciones de vida precarias.
Según Frontex, la agencia de fronteras de la Unión Europea (UE), en 2013 pasado los inmigrantes ilegales en la Unión eran 344.000, número que prácticamente no ha subido ni bajado en los últimos tres años. La imagen de las vallas y los africanos de manos ensangrantadas, o hacinados en embarcaciones inseguras, no son, sin embargo, el reflejo más exacto de las vías más usuales de inmigración ilegal. El grueso de quienes viven hoy sin pap…
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