La reciente polémica sobre el vestuario del equipo femenino noruego de balonmano playa pone de manifiesto un problema con raíces profundas en la sociedad: ¿el fin –hacer un deporte más atractivo– justifica los medios –cosificar a la mujer–?
A mediados de julio, el equipo femenino noruego de balonmano playa plantó cara a la vestimenta reglamentaria prescrita para las competiciones, que estipula como única cobertura física un sujetador deportivo y una parte baja de bikini “con un ajuste ceñido y cortadas en ángulo ascendente hacia la parte superior de la pierna”, con un máximo lateral de diez centímetros, según dictamina la Federación Internacional de Balonmano. Las jugadoras vistieron en el partido por la medalla de bronce del campeonato eur…
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