Según Amnistía Internacional (AI), el total de ejecuciones confirmadas en 2012 fue de 682, dos más que en 2011. No se incluyen las realizadas en China; estimadas en un número superior a las del resto de los países del mundo. Ese dato se considera secreto de Estado en China.
En 2012 se documentaron ejecuciones en 21 países, en comparación con los 28 de un decenio antes. Una vez más, los Estados que llevaron a cabo mayor número de ejecuciones en el mundo fueron, además de China, Arabia Saudí, Estados Unidos, Irak –donde se ha dado “un alarmante aumento de las ejecuciones”, según AI– e Irán.
Aunque en 2012 continuó una fuerte tendencia mundial a la abolición, se reanudaron las ejecuciones en varios países, principalmente en Gambia, India, Japón y Pakistán. Varios países que otros años habían aplicado asiduamente la pena de muerte, como Vietnam, no llevaron a cabo ninguna ejecución en 2012. En julio, Singapur suspendió todas las ejecuciones en espera de que pudiera aplicarse la nueva legislación para reducir la aplicación preceptiva de la pena de muerte por ciertos delitos, en su mayoría relacionados con drogas. Benín y Mongolia ratificaron –y Madagascar firmó– un tratado de la ONU destinado a abolir la pena de muerte. En Estados Unidos, solo 9 estados llevaron a cabo ejecuciones en 2012, frente a los 13 de 2011.
Se pudieron confirmar al menos 1.722 sentencias de muerte en 2012 dictadas en 58 países, en comparación con las 1.923 dictadas en 63 países en 2011. Asimismo, en 2012 se dictaron penas de muerte por apostasía, blasfemia y adulterio, unos actos que “ni siquiera deberían considerarse delitos”, ha denunciado AI. Letonia se convirtió en el 97 país del mundo que abolía la pena de muerte para todos los delitos. En todo el mundo, 140 países han abolido la pena capital en su legislación o no la aplican en la práctica.