Lagos. El proyecto de ley que intentaba facilitar en Nigeria la legalización del aborto a través de la creación de un Instituto Nacional para la Salud Reproductiva ha sido descartado por ahora. El comité que se había nombrado para estudiar más a fondo las implicaciones de la propuesta de ley se ha manifestado claramente en contra.
El proyecto, presentado por una senadora del estado de Edo, Daisy U. Ehanire-Danjuma, con el apoyo de poderosas organizaciones a favor del control de población, encargaba al Instituto «mejorar y sostener la práctica sexual y reproductiva en Nigeria». En la audiencia pública que se celebró en el Senado se vio que preveía garantizar la distribución de todo tipo de anticonceptivos, la esterilización, dejaba la puerta abierta a la legalización del aborto, y encargaba al Instituto proporcionar la educación sexual en las escuelas, todo con fondos del Estado y de los organismos internacionales (cfr. Aceprensa 37/06).
Como en la audiencia pública del Senado hubo mucha oposición, impulsada por organizaciones pro vida, se acordó que un comité estudiaría más a fondo las consecuencias de la ley.
El comité se reunió en Port Harcourt, con la participación de 9 senadores, 4 representantes del Ministerio de Sanidad (todos a favor de la ley) y 6 miembros del público con interés en el proyecto: 3 eran mujeres (una joven médica, la presidenta de la asociación de mujeres católicas, y una madre, en representación de la asociación «Concerned Mothers»), otros 2 médicos y un antiguo responsable de una organización internacional de ayuda.
Las 3 mujeres estaban en contra del proyecto. El representante del Ministerio de Sanidad intentó descalificar a la médica que tomó la palabra en contra del proyecto, diciendo que «era muy joven e ignoraba la realidad de la vida en el mundo médico». Pero ella no perdió su aplomo. Llevaba un «dossier» muy documentado en el que exponía quién estaba detrás de las maniobras para crear el Instituto y hacía ver que su idea de la salud reproductiva se centraba en establecer el aborto, distribuir anticonceptivos y promover una educación sexual de los adolescentes sin criterios morales.
Las mujeres encontraron el apoyo de un senador musulmán y del antiguo responsable de una ONG, quien confirmó con su experiencia las presiones de organismos internacionales para adoptar medidas de control de población por cualquier medio. Las razones de los opositores acabaron imponiéndose y el proyecto quedó descartado.
Jide Martins