El aprovechamiento de antiguos abortos, en algunos casos, no es la única cuestión ética que se plantea en la búsqueda de vacunas contra el coronavirus. Otra es de equidad: la pandemia afecta a todos, pero existe el riesgo de que los países ricos acaparen las vacunas y los más pobres se queden con las migajas.
El Papa Francisco se ha referido a este problema más de una vez. En la audiencia general del pasado 19 de agosto, dijo: “¡Sería triste si en la vacuna para el covid-19 se diera la prioridad a los ricos! Sería triste si esta vacuna se convirtiera en propiedad de esta o aquella nación y no sea universal y para todos”.
Algo así podría suceder. EE.UU., la UE, el Reino Unido y Japón han comprometido el dinero necesario para reservarse entre…
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