En Francia, según informa Le Monde (12-08-09), algunos emprendedores, movidos a veces por una experiencia cercana, se han dado a la tarea de desarrollar servicios para poner en contacto a personas de la tercera edad que quieran hacerse compañía. Sin las trabas burocráticas de las residencias públicas, y sin los elevados gastos de las privadas, este sistema vuelve sobre el modelo del “piso compartido”, con la particularidad de que los compañeros pintan canas.
Una de las promotoras de esta solución es Christine Baumelle, una psicosocióloga jubilada que en 2007 creó la asociación “La trame” con el propósito de ayudar a constituir “unidades de vida colectivas de entre 4 y 8 personas” a las que llama “Cocon3s” (las “3 s” significan solidarios, seniors y solos). La asociación dispone de una web y organiza en varias ciudades de Francia los “encuentros de la casa compartida” para poner en relación a los que buscan convivir. “Cuesta que arranque”, confiesa Baumelle al diario parisino. “La vivienda compartida entre mayores no tiene nada que ver con la de estudiantes. Los jubilados que se lanzan a esta aventura deben estar listos para desprenderse de su vivienda, separarse de una parte de sus muebles, y para convivir después de años de vida en solitario y de costumbres muy afianzadas”, advierte.
Internet, el vehículo por excelencia para relacionarse en nuestro tiempo, no podía menos que facilitar este tipo de iniciativa. Con ese propósito, Marc Mairet ha lanzado un portal que funciona como tablón de anuncios y que se llama Legrandpartage.fr, mientras que Pierre Leal, dueño de Partage-senior.net, ha recibido ya más de 1000 contactos.
La descripción más común del tipo de personas interesadas en estos programas es, según Baumelle, mujeres alrededor de los 65 años que buscan compartir una casa grande. “Los hombres se interesan si están enfermos”, bromea la creadora de La trame,“¡todavía están acostumbrados a hacerse servir!”. Para la psicosocióloga, lo ideal es una vivienda con al menos cuatro personas, porque si son dos habría una tendencia “a reproducir un mecanismo de pareja”, mientras que de la otra forma se genera un ambiente en el que podrían sentirse más libres. Aclara, junto a todo lo anterior, que “los compañeros de casa deben ser personas abiertas, bien equilibradas, capaces de asumir riesgos y de tener en cuenta las reacciones y las necesidades de los demás”.
Los mayores y las TIC
Las nuevas tecnologías son también una ayuda para superar los problemas de mayores que viven solos. La universidad Jaume I de Valencia ha desarrollado el proyecto Mayordomo, dirigido a facilitar el acceso de las personas mayores a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), con el objeto de mantenerlas vinculadas a una red de relaciones y preservarlas del aislamiento social. El novedoso programa ha atraído ya la atención de la Universidad de Zurich, que se dispone a ponerlo a prueba, traducido al alemán, en una residencia suiza. En la Jaume I se ha demostrado ya que una persona de 82 años puede servirse de Mayordomo para operaciones como enviar una fotografía, compartir música, chatear o mantener una videoconferencia.
Soledad Quero, una de las investigadoras del equipo que preside Cristina Botella en el Laboratorio Labpsitec de la UJI, afirma que “uno de los resultados que estamos observando es que Mayordomo aumenta la autoeficacia percibida por la persona mayor, al sentirse capaz de utilizar las herramientas que emplean los jóvenes”. De esta manera, añade, “se rompe la brecha existente entre las personas mayores y las TIC”.
Junto al enfoque lúdico, este programa de teleasistencia cognitiva y emocional incorpora un asistente virtual que pregunta a los usuarios por su estado de ánimo, y gracias al cual podrán ser evaluados por profesionales. Mayordomo consta de una plataforma diseñada para los familiares, que tendrán acceso al correo y a la videoconferencia; y de otra pensada para el uso del psicólogo o del asistente social. A esta última llegarían los mensajes de las evaluaciones continuas que el programa realiza de manera automática, y que estarían asociados a distintos niveles de alarma para indicar la necesidad que pueda tener la persona de ayuda personalizada. En España existen además programas de voluntariado, como la asociación Andalucía Compromiso Digital, dedicados a familiarizar a las personas mayores con el uso de nuevas tecnologías como el teléfono móvil o internet.
En Gran Bretaña, un reciente informe de la Royal Academy of Engineering se ha referido a las posibilidades de la tecnología para desarrollar robots especializados en el cuidado de ancianos. El debate ético, movido por los que ven en ese escenario futurista un factor de aislamiento social para los mayores, no se ha hecho esperar.
En España, efectivamente, el 58% de los ancianos españoles prefiere ser cuidado y atendido en su propia casa y, a ser posible, por un familiar, según acaba de revelar la Guía de Servicios de Atención Residencial para Personas Mayores 2009, elaborada por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) con información sobre más de 5.000 centros residenciales y alojamientos alternativos de toda España.