¡Por fin algo en lo que los españoles están abrumadoramente satisfechos! ¡Sexo! El curro está fatal, la hipoteca es un agobio, sudamos para llegar a fin de mes, pero en la cama se olvidan todos los problemas. Así se desprende de la primera gran Encuesta Nacional sobre Salud Sexual, hecha por el Observatorio de Salud de la Mujer del Ministerio de Sanidad y el Centro de Investigaciones Sociológicas, que han realizado 10.000 entrevistas a mayores de 16 años.
Nada menos que el 88,2% de los hombres y el 83,6% de las mujeres se consideran bastante o muy satisfechos con su vida sexual. En fin, quizá haya que rebajar algo los porcentajes, por aquello de que los españoles en cuestiones de sexo tendemos a exagerar más que los cazadores, y a nadie le gusta reconocer que no se come una rosca. Pero es innegable que por una vez tenemos el retrato de una población contenta con su suerte.
Las diferencias entre hombres y mujeres se manifiestan no tanto en el grado de satisfacción, como en los motivos más importantes para mantener relaciones sexuales. El motivo de amar y ser amado es elegido por el 45,5% de las mujeres y solo por el 32% de los hombres. El afán de tener hijos es un motivo para el 11% de las mujeres y el 8,7% de los hombres. Mientras que el deseo sexual es el estímulo para el 19,7% de los varones y nada más que el 8% de las mujeres.
La directora del Observatorio de Salud de la Mujer, Concha Colomer, glosa la encuesta para el que no la entienda: “Persiste una visión del sexo más relacionada con el amor romántico y con la reproducción (tanto para tenerla como para evitarla), en el caso de las mujeres. Los hombres, sin embargo, están mucho más abiertos a las relaciones esporádicas”. Tampoco es una gran revelación, aunque no se haya leído Por qué los hombres quieren sexo y las mujeres necesitan amor, que está en la lista de bestsellers.
Pero la directora no se conforma con esta visión tan consolidada. “Hay que trabajar con educación y formación -dice- para romper esta tendencia y lograr un equilibrio. Que las mujeres puedan tener una sexualidad buena sin que tenga que ser el amor romántico y que los hombres valoren más la parte de los sentimientos”. Vaya por Dios, para una cosa que marcha bien y que depende de la iniciativa más privada y no de la acción del gobierno, ahora hay que educar al personal. Ya se ve que para la señora Colomer importa menos la satisfacción que la igualdad. Lo importante no es que las satisfechas abunden tanto como los satisfechos, sino que haya un “equilibrio” incluso en sus motivaciones, y romper así los roles tradicionales.
¿Cómo buscar el equilibrio? ¿Tal vez fomentando el vagabundeo sexual entre las mujeres para que olviden su inclinación romántica y hacer que los hombres lean más a Rosamunde Pilcher y menos a D.H. Lawrence?
Pero si lo importante es la igualdad a cualquier precio, hay otros desequilibrios que corregir. Según la encuesta, un tercio de los hombres (32%) ha recurrido a prostitutas al menos una vez en la vida. Entre las mujeres, solo el 0,3% ha pagado por mantener relaciones sexuales. Será por ese romanticismo tan femenino. ¿Habrá que “romper esta tendencia” para que las mujeres no sean menos libertinas que los hombres?
Lo mejor que podría hacer el Observatorio de Salud de la Mujer es respetar las motivaciones naturales de las mujeres en su vida sexual, y no meterse a romper tendencias sin que nadie se lo pida. Quizá el Observatorio necesita justificar su existencia con su intervención incluso en un asunto donde la ciudadanía parece muy satisfecha. Pero creíamos que ya habíamos sacado al Estado de la alcoba.