Empleado de una panadería en York, Reino Unido (Foto: ML Robinson/Shutterstock)
¿Se puede trabajar cuatro días a la semana y ganar lo mismo que por cinco (sin que el negocio quiebre, se entiende)? Al parecer, se puede, según acaba de mostrar un programa piloto aplicado por decenas de empresas y organizaciones no lucrativas en el Reino Unido.
El experimento, que se desarrolló de junio a noviembre de 2022, fue coordinado por la campaña 4 Day Week Global y por investigadores de la Universidad de Cambridge y el Boston College. Participaron 61 entidades (bancos, restaurantes, empresas de videojuegos, de marketing, centros de formación, sociedades científicas, ONG, etc.), con casi 3.000 empleados en total.
Con el programa de solo cuatro días laborales, decayeron el absentismo y las renuncias
La idea era que dieran un día off cada semana (el viernes u otro), o que, si el cierre total no era posible por la función social del centro, se asumiera otra modalidad, siempre que el trabajador se beneficiara. Así, unos optaron por bajar la persiana al caer la tarde del jueves y “¡hasta el lunes!”. Otros, por permanecer abiertos los cinco días y dar la jornada libre por departamentos o por empleados, de modo que unos trabajaran el día que los anteriores descansaran; y otros, más dependientes de la estacionalidad, como los negocios de hostelería, recortaron notablemente los horarios de trabajo durante la temporada baja.
¿Prendió la iniciativa? Sí: terminado el período de prueba, 56 empleadores (más del 90% del total) decidieron seguir aplicándola. “No tienes idea –testimonió el directivo de una institución no lucrativa– de lo que esto significará para mi familia; la cantidad de dinero que nos vamos a ahorrar en guardería”.
Ahorro en gastos personales, pero también buenas cifras para empresas y otras instituciones. En promedio, la facturación creció un 1,4%, mientras que las renuncias decayeron de 2 a 0,8 por cada 100 empleados, e igualmente la necesidad de contratar a nuevos candidatos (de 3,4 a 2,4). El absentismo, también a la baja: de 2 días al mes por enfermedad o por gestiones personales, se pasó a 0,7 días. “La gran mayoría de empresas se mostraron igualmente satisfechas de que se mantuvieran el rendimiento empresarial y la productividad”, subraya el informe.
Modificaciones sencillas en el funcionamiento de la empresa
El beneficio, como se verá más adelante, va más allá de los dividendos, pero esto es central, por supuesto. Dos de los empleadores participantes en el programa piloto narraron a Aceprensa la incidencia de la semana de cuatro días en el desempeño económico o en la organización de sus empresas.
Harry Stewart, fundador de Happy, una compañía londinense del sector educativo, nos cuenta cómo ha estado aplicando el plus de tiempo libre: “Todo el mundo trabaja cuatro días a la semana, pero algunos se toman el lunes, otros el viernes y otros el miércoles. Tenemos un centro de formación y necesitamos que esté en funcionamiento los cinco días”.
Según explica, “la pregunta clave es si la satisfacción de nuestros clientes es tan alta y si nuestros ingresos son tan buenos. Y ambas cosas son ciertas. Los ingresos de la empresa crecieron un 42% el año pasado, y se espera otro 15% este año, sin aumentar la plantilla, pues los empleados son mucho más productivos. Lo interesante es que se aprovechan más las 32 horas que las antiguas 37,5”.
Por su parte, Louise Verity, que lidera Bookishly, empresa especializada en la venta de libros y de artículos con motivos literarios (pósteres, ropa, joyería…), en Northamptonshire, señala que optaron por el cierre total los miércoles “para que nadie tuviera que cubrir las tareas de otras personas que estuvieran en su día libre. La pandemia nos ha demostrado que no necesitamos enviar pedidos todos los días para satisfacer las necesidades de nuestros clientes. El público entiende que no todas las empresas pueden hacer entregas inmediatas y que algunas cosas son más importantes que eso. Añadir los pedidos del miércoles al jueves es sencillo y aún nos da tiempo para hacerlos llegar a los clientes que quieren hacer regalos de boda el fin de semana”.
Refiere además que ha aumentado la eficiencia en el trabajo, y que han acordado un sistema por el cual, si alguien comete un error de difícil solución –por ejemplo, haber colocado el logotipo equivocado en un lote grande de artículos–, entran todos en equipo a enmendarlo, pues a una sola persona no le alcanzarían cuatro días para sacar adelante lo que ya tiene, además de intentar corregir el problema. “Todos pensamos que esto era preferible a que los clientes tuvieran que esperar, o a que los empleados tuvieran que trabajar horas extra para solucionar errores”.
“¿Estrés? ¿Qué estrés?”
También está, desde luego, el bienestar de los trabajadores. En el informe sobre el programa, los autores ofrecen cifras positivas, obtenidas en consulta directa con los empleados. “Hemos hallado –apuntan– que el estrés laboral disminuyó durante el período de prueba. En una escala de 1 a 5 (desde ‘nunca’ hasta ‘todo el tiempo’), la frecuencia del estrés laboral declarado disminuyó de 3,07 (antes de la prueba) a 2,74 (después). Aunque el 13% de los empleados experimentó un aumento del estrés, el triple (39%) dijo haberse estresado menos, y el resto (48%) no registró ningún cambio” en este aspecto.
Otro fenómeno medible en las respuestas, el burn-out –estar exhausto, “quemado”–, cayó ligeramente del 2,8 al 2,3 en una escala de 1 a 5. El 71% dijo sentirse menos agobiado ahora, frente al 22% que aseguró que se abrumaba más. Además, en cuanto a conciliación entre vida laboral y familiar, también son más los que dijeron haber salido ganando: el 60% afirmó que ahora tenía más fácil conciliar, y el 54% ya no se tiraba de los pelos para hacer las tareas domésticas, pues cuando llegaba a casa aún tenía buen ánimo para realizarlas. En la mayoría se constataron igualmente mejores índices de salud física y mental.
El gobierno español apoyará económicamente a las pymes que participen en un programa de reducción del 10% de las jornadas laborales, y lo mantengan durante dos años sin rebajas salariales
Stewart lo comprobó poco después a escala más reducida en su empresa: “El bienestar de los trabajadores es mayor. Hicimos una encuesta y todos los miembros de la plantilla dijeron que estaban mejor, y que les encanta el día libre. Así que no hemos tenido a nadie que se haya ido, y estoy bastante seguro de que, a la hora de contratar, este será un buen punto a nuestro favor”.
“Además de utilizar los miércoles para gestiones en general –informa Verity–, tenemos miembros del equipo que hacen voluntariado, crean música, estudian y trabajan en proyectos paralelos, por lo que el beneficio para la conciliación de la vida laboral y familiar ha estado claro desde el principio”. Para ambos empresarios, el camino está bien definido: “Desde abril, incorporaremos la semana de cuatro días a nuestros contratos indefinidos”, asegura Verity, y lo mismo Stewart: “La adoptaremos, sin duda alguna”.
Podría aducirse que una golodrina no hace verano, y que son apenas unas decenas de empresas, la mayoría de modesto tamaño, pero no hay dudas de que la idea seduce. Según informa a Euronews Joe Ryle, director de la 4 Day Week UK Campaign, varios programas similares están a punto de comenzar en EE.UU. e Irlanda, y se planifican otros en Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
En España, entretanto, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo publicó en diciembre de 2022 las bases reguladoras de un proyecto piloto de reducción del 10% del tiempo laboral para pequeñas y medianas empresas, a las que se darán subvenciones si mantienen dicha reducción y no rebajan el salario de los empleados durante dos años. Según el texto, deberá participar como mínimo el 30% de la plantilla en empresas de hasta 20 trabajadores, y el 25% en las que tengan entre 21 y 249 empleados.
Dado que, como observan los impulsores de este tipo de iniciativas, los confinamientos provocados por la pandemia han hecho ver que la productividad y los ingresos de las compañías no están matemáticamente atados a la permanencia de un empleado en su puesto durante ocho horas seguidas, cinco días a la semana, muchos empleadores tendrán margen de maniobra para seguir testando, perfeccionando y, finalmente –quizás–, terminar asentando el nuevo modelo.