Guerra en Gaza: “No estamos pidiendo la luna: queremos vivir en paz”

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Guerra en Gaza: “No estamos pidiendo la luna: queremos vivir en paz”
Zakaria Atoon, exresponsable de Finanzas de la OLP en Gaza (foto: cortesía del entrevistado)

Zakaria Atoon, exresponsable de Finanzas de la OLP en Gaza (foto: cortesía del entrevistado)

Zakaria Atoon está jubilado hace algunos años y preferiría no tener que hablar de política ni de conflicto alguno. “Estoy lejos de ese mundo, pero los palestinos estamos siempre obligados a hablar de política”.

Ingeniero civil y, posteriormente, graduado de la Escuela Diplomática en Madrid, Atoon trabajó como responsable de Finanzas en la oficina del líder palestino Yasser Arafat (1929-2004) desde 1989, cuando la sede de la OLP radicaba en Túnez. Llegó a Gaza en 1994, tras los acuerdos de Oslo, y allí prosiguió su labor hasta que salió de la Franja en 2014.

Dos guerras entre Israel y el grupo terrorista Hamas –la de 2008 y la de 2012– lo atraparon en ese territorio, de donde salió en 2014 para establecerse en la más apacible Ramala, capital administrativa de Cisjordania. Pero dejó muchos amigos en la Franja que han tratado de tenerlo al corriente de los últimos sucesos, tanto como se puede mantener la comunicación en la tormenta de cohetes que salen a golpear blancos israelíes y las bombas que caen sobre el territorio del que se lanzan aquellos.

¿Ha hablado con algunos de sus amigos?

— Casi a diario, con los que he podido, porque la comunicación es difícil. Hubo uno con el que estuve hablando desde el 7 de octubre [el día del ataque de Hamas en suelo israelí] hasta anteayer, y no he podido contactarlo más. Hoy veré si otros amigos me responden.

“En Gaza, un lugar muy pequeño y muy poblado, dondequiera que caigan las bombas hay personas”

Usted conoce Gaza. ¿Cómo ha vivido la gente en estos más de 15 años de gobierno de Hamás y bloqueo israelí?

— Ha sido una vida muy difícil. Muchos palestinos tuvieron que abandonar la Franja, y algunos murieron en el mar, huyendo de esa vida. En más 15 años de bloqueo completo a la Franja, se han echado en falta muchas cosas para, por lo menos, subsistir. O sea, no para darse una vida de lujos, sino para tener una vida normal.

Ahora Israel impide incluso que entre el agua, que es el recurso más importante. Ni agua, ni corriente, ni comida… ¡Nada! Y Gaza es un lugar muy pequeño y muy poblado. Cuando se bombardea allí, se bombardea a la población, porque dondequiera que caigan las bombas, hay personas. Aunque las amenacen y les exijan que salgan de sus casas, ¿a dónde van a ir?

No obstante, ahora mismo hay mucha gente desplazada del norte de la Franja. Algunos han salido en vehículos, y los han atacado en el camino. Hay muchos refugiados viviendo en las escuelas y los hospitales. Estos sitios están repletos de desplazados, por lo que muchos duermen en la calle, sin techo.

El lamento de todos, las preguntas de todos…

¿Cómo se ve desde Cisjordania la acción de Hamas contra Israel? ¿La gente opina que fue oportuna o una provocación innecesaria?

— Hamas es una parte de la resistencia palestina, y nada sucede por gusto. Antes de los sucesos del 7 de octubre, en Cisjordania morían palestinos diariamente, porque las tropas entraban a Nablus, a Tulkarem, a Ramala, a dondequiera, y mataban a civiles. Y están, por otra parte, las incursiones casi diarias en la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén. Todas esas han sido provocaciones. Nosotros somos un pueblo ocupado por Israel y tenemos el derecho de defendernos, de defender nuestra tierra.

Sí, pero ¿cree la gente que fue acertado el ataque del 7 de octubre, o hubieran preferido que no hubiera ocurrido?

— Bueno, yo no soy militante ni político, pero como soy palestino, pienso que Hamas ha obrado así por las provocaciones de Israel. Tenemos que preguntarnos todos por qué no se aplica la ley internacional en el caso palestino para que se acabe todo esto. Estoy seguro de que cuando se apliquen las resoluciones de la ONU de hace más de 70 años, perfectamente se acaba el problema. El de los palestinos, sí, pero también el de los israelíes. Los palestinos exigen sus derechos; quieren poder vivir como vive el resto de la gente. ¿Por qué tienen que hacerlo bajo una ocupación que dura varias décadas?

Ud. trabajó cerca de Arafat, cuyo objetivo era establecer un Estado Palestino en convivencia pacífica con Israel. Hamás, partidaria de la vía armada y de no reconocer a Israel, fue siempre un obstáculo a esta visión…

— Como le decía: Hamás es una parte de la resistencia palestina. Ni Arafat ni Al Fatah [su partido] ni nadie podían decirle que no tenían que estar en Palestina. Hamás y otros grupos existen por obligación, porque no hay una paz justa en la que se respeten los derechos de los palestinos. EE.UU., Gran Bretaña y Europa, si quieren, pueden presionar a los israelíes para que se les reconozcan a los palestinos sus derechos; el derecho a vivir en paz.

Mire un ejemplo de hoy mismo: los colonos se han llevado a una joven de 28 o 30 años, y la han matado. ¿Por qué? ¿Qué hizo? Salió de Ramala hacia su casa, y de momento no tengo información más exacta, pero la mataron. ¿Por qué?

Es muy duro, pero también los israelíes se preguntan por qué los de Hamás han secuestrado niños en el sur del país, o los han matado… Todos se hacen preguntas.

— Yo no apoyo nada de eso. Yo estoy por la paz, por una paz justa para los palestinos, por su derecho a vivir, a viajar… De la Franja es difícil salir, incluso lo era antes de su ocupación por Hamas. Era muy difícil viajar a Egipto, o a la misma Cisjordania. Estamos hablando de casi 2,5 millones de personas en una cárcel a cielo abierto.

“Si vas hoy, no conoces el barrio”

¿Con qué nivel de apoyo cuenta Hamás entre la población de la Franja?

— No puedo decirle. La gente no quiere oír hablar de Hamás, ni de otra organización, ni de Israel, ni de nada. Lo que quieren es regresar a sus casas y dormir tranquilos. Es a lo que aspiran en este momento. Gaza es una zona saturada, con la mayoría de la población en edad adolescente, o niños, y cuando caen las bombas, es a ellos a los que primeramente matan, y a los ancianos y a los enfermos que no pueden moverse. Hay muchos enfermos que no pueden salir afuera a curarse, y en la Franja hay mucha escasez de medicamentos, no pueden hacerse cirugías… Falta de todo.

Israel está anunciando hace días una ofensiva terrestre. ¿Por qué cree que todavía sus tropas no han entrado en la Franja?

— El presidente Biden conversó con Israel para ver si puede buscar otras alternativas. ¿Cuáles? No lo sé, pero hasta el momento no han entrado. ¿Qué están esperando? Ojalá no entren, porque la situación de la población palestina se agravaría.

Ahora mismo muchos no tienen ni dónde dormir. Si los israelíes entran por tierra, los propios civiles se matarán, porque sin comida, sin agua, sin electricidad… Y si tratan de irse del infierno de la Franja hacia Egipto, los egipcios tienen cerrada la frontera, pues no aceptan esta inmigración otra vez. Y Jordania tampoco.

“¿Qué puede esperar el mundo de esos niños palestinos de ocho, 12, 16 años, cuyo padre, madre o hermano han muerto, cuando crezcan?”

Los palestinos, en todo caso, quieren quedarse en sus casas. No tenemos que repetir lo que pasó en 1948 y en 1967 [en referencia a la emigración a los países árabes limítrofes tras esos conflictos]. Por otra parte, incluso si hoy mismo se acabara la guerra, ya hay problemas en Gaza. Hay muchos edificios derruidos. Hoy mismo derribaron uno de 14 plantas. Los que vivían allí, y los que vivían en miles de casas que han sido destruidas, ¿a dónde van a ir si se acabara hoy esta locura? Si las tropas de Israel entran por tierra, mar y aire, ¿qué sucederá? ¿Qué quieren: acabar con los dos millones de personas que viven ahí?

¿Le parece que, ante el agravamiento de las condiciones de vida por la acción de Hamas y la respuesta armada israelí, la gente puede terminar negándole apoyo a Hamás y facilitando su derrota?

— Creo que no. A cada acción le sobreviene una reacción, y estamos hablando de un problema de generaciones. Ahora mismo tenemos a niños palestinos de ocho, 12, 16 años, cuyo padre, madre o hermano han muerto, por lo cual, ¿qué puede esperar el mundo de estos niños cuando crezcan? ¿Qué imagen tendrán en su cabeza? No podemos esperar nada bueno. Puede que se conviertan en terroristas, o que mendiguen en la calle, o…. Esos niños, ahora mismo debían estar en una escuela, estudiando, educándose… Y en vez de eso, están en la calle, sin un sitio donde dormir, sin sus padres, sin sus hermanos…

En Gaza hay en este momento más de 1.500 muertos, miles de heridos, y no sabemos cuántas personas bajo los escombros. En el territorio no hay ni equipos para sacarlos de ahí. He hablado con un amigo allí que sabe dónde yo vivía, y me ha dicho: “Si vas hoy, no conoces el barrio”. Las calles, destruidas. No es que no se pueda ir en coche porque no hay gasolina: es que tampoco puedes caminar, porque los escombros de los edificios están dondequiera.

Frente a este desastre, la cuestión es si Hamás no sabía que Israel iba a reaccionar de ese modo…

— Estoy seguro de que sí. Todos nos planteamos esa pregunta. Pero como le dije al empezar: las provocaciones al pueblo palestino son las que han llevado a esas acciones. Y en las próximas generaciones, algunos van a apoyar a Hamás porque han visto en la calle a personas muertas, sin piernas, sin brazos, sin cabeza… Porque los ataques han sido brutales, con bombas de muchas toneladas. Es grave.

Hamás ha calculado mal. El derecho del pueblo palestino a vivir de modo seguro en las fronteras de 1967 es innegable, pero, con su acción, el grupo ha conspirado contra ese objetivo.

— Sí, pero el mundo entero tiene que decirle a Israel: “Basta”. Debe decirle que tiene que aplicar las resoluciones de la ONU; que tenemos que sentarnos a dialogar para llegar a la paz. No estamos pidiendo la luna. Queremos vivir como el resto de la gente, en paz. Nada más que eso.

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