Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 72/15
A menudo asociamos la idea de cine coreano con impactantes películas de acción y thrillers desmadrados pero de gran calidad narrativa. Oda a mi padre es, sin embargo, un largometraje dramático que nos recuerda más al chino Zhan Yimou que a las citadas cintas violentas.
Estamos en diciembre de 1950 y el puerto de Hungnam está lleno de refugiados de la guerra de Corea. En medio del caos, Duk-soo, de 12 años de edad, ve cómo su vida cambia en un abrir y cerrar de ojos cuando su mano resbala y pierde el rastro de su hermana menor, a la cual había prometido no soltar nunca. Dejando atrás a su padre que se queda a buscarla, Duk-soo, y otros miembros de la familia escapan a Busan …
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