Antes de dirigir Leviatán, el ruso Andréi Zviáguintsev había ganado el León de Oro en Berlín por El regreso, y el Premio especial del Jurado en Cannes por Elena. Ahora, su última película, además de recibir un premio al mejor guion —también en Cannes—, aspira al Oscar en la categoría de película extranjera. Y no es que los premios siempre sean justos, pero en este caso lo son. Y son sobre todo una luz roja para indicar que estamos ante una película grande. A lo largo de 140 minutos, Zviáguintsev desgrana una clásica historia de lucha del hombre contra el Estado que contiene todas las referencias bíblicas y filosóficas que pueden caber en dos horas y media; de David y Goliat, a Hobbes, pasando por el santo Job y Marx. Este último, aunque sea…

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