Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 80/14
Hay películas que se escapan de la corriente, que se salen del código no escrito de la industria del cine, bien sea comercial, bien independiente. Esta es una de ellas. Tan encantadora, tan deliciosamente ingenua, que le perdonamos su título en español, que parece el de una película de James Bond.
Still Life (“Naturaleza muerta”) es una película hermosa protagonizada por John May, un funcionario municipal londinense que se ocupa desde hace muchos años de buscar a parientes de los que mueren sin tener familiares conocidos, para animarles a participar en el duelo y en el sepelio.
Eddie Marsan da vida al funcionario, que lleva de alguna manera el sello del protagonista del ino…
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