La primera película americana del sueco Daniel Espinosa (Dinero fácil) es un thriller con una enrevesada trama de espionaje que podemos reducir a los intentos de un joven agente de la CIA destinado en Sudáfrica por mantener cautivo y a salvo a un veterano exagente al que todos persiguen porque posee una información muy codiciada.
Las casi dos horas de persecuciones, disparos, gritos y peleas provocan sopor por la falta de imaginación de un mal guión que solo tiene cierto interés en el planteamiento. Los personajes son meros monigotes. Una de esas películas en que todo lo que puede salir mal sale… peor.
La acumulación de tópicos es agotadora y la presencia de grandes actores en el reparto, más que ayudar, perjudica, porque hace que el espectador quede aún más perplejo ante una película muy mal llevada.