El último film del catalán Marc Recha se acaba de estrenar en el Festival de Valladolid. El personalísimo director de Pau y su hermano o El árbol de las cerezas vuelve a una historia minimalista y metafórica, en este caso sobre un chico que ve cómo se desvanecen sus puntos de referencia. Arnau, interpretado por el debutante Marc Soto, es un adolescente introvertido que tiene que sobrevivir en un ambiente hostil: su madre está en la cárcel, su padre desaparecido, y vive con su hermano Sergi, un vividor, y su hermana mayor, eje de la familia.
Arnau se desahoga en su mundo personal, dedicado a la cría de canarios. Su único objetivo es sacar a su madre de la cárcel, pero todo su entorno se irá viniendo abajo antes de conseguirlo.
El film es un cortometraje estirado, con unas ideas dilatadas en exceso. Lo interesante de la película se echa a perder por un formato inadecuado, un ritmo muy exigente para el espectador y un corto recorrido antropológico. La fotografía es muy buena y las interpretaciones de Marc Soto, Sergi López, Eduardo Noriega y Eulàlia Ramon son correctas, pero el resultado es muy desproporcionado. Me parece que estas consideraciones pueden ayudar a entender mejor lo que les ocurre a algunos realizadores españoles, como Recha, profesionales con buenos mimbres cinematográficos y una apreciable sensibilidad, pero que no terminan de cuajar largometrajes de alto nivel.