En los años setenta una compañía japonesa lanzó al mercado unos juguetes articulados que podían representar dos cosas diferentes (una de ellas era un robot humanoide), según se dispusieran las piezas móviles. En 1982 la compañía norteamericana Hasbro, en colaboración con la editora Marvel, negoció un acuerdo para utilizar las figuras para crear un cómic y una serie de televisión, que serían muy populares en los años ochenta.
Esta película era un viejo sueño de Spielberg, que actúa como productor ejecutivo. La historia, no del todo similar a la de la serie de televisión, la han escrito los guionistas de Mission: Imposible III, ambos con experiencia televisiva (son los creadores de la serie Alias).
En un planeta de otra galaxia dos razas robóticas luchan por el dominio del universo y el combate termina llegando a la Tierra. Los protagonistas humanos de la historia serán un atribulado grupo de marines, un adolescente acomplejado y las autoridades militares que gestionan la crisis.
El argumento se desarrolla a tres bandas y siempre tiene un contrapunto cómico, similar al de La leyenda del Zorro, otra de las películas escritas por Orci y Kurtzman. Inocente y entretenida, Transformers tiene un ritmo que se acelera sin cesar, alternando el humor con la acción trepidante; es en esa parcela donde el californiano Michael Bay (La roca, La isla) se defiende mejor. El trabajo de los animadores y de los creadores de efectos especiales es sensacional.
