Resulta casi imposible no comparar «Hollywoodland» con «La Dalia Negra»: las dos se basan en un caso criminal sin resolver, ambas están ambientadas en el Hollywood de los años cincuenta, las dos resucitan el esquema de «film noir» y las dos estuvieron en el festival de Venecia. Con «La Dalia Negra», el veterano realizador Brian de Palma abrió el Festival y decepcionó a la crítica (más tarde decepcionaría también al público). «Hollywoodland» -una opera prima con Ben Affleck como protagonista- se presentó al día siguiente y convenció a la crítica y al jurado, que premió a Affleck con la Copa Volpi al mejor actor (un galardón para mi gusto excesivo, y eso que Ben Affleck no está mal haciendo de mal actor).
«Hollywoodland» cuenta la investigación que realiza un detective privado -magnífico Adrien Brody- sobre el suicidio de George Reeves, el primer actor que interpretó al mítico Superman. Después de algunos papeles secundarios para la pantalla grande, Reeves alcanzó la fama por este personaje en una serie televisiva. Durante años mantuvo una relación sentimental con la mujer de un magnate del cine a la que terminó abandonando por una joven aspirante a actriz. Encasillado bajo la capa del héroe del cómic, murió a los 45 años de un disparo. La policía señaló que fue un suicidio pero hubo muchos, entre otros su madre, que dudaron que esta explicación cerrara un caso con muchos flecos sueltos.
Allen Coulter, que tiene a sus espaldas una consolidada carrera televisiva («Los Soprano» y «Sexo en Nueva York»), debuta en el cine con un largometraje muy bien trabado, interesante en su descripción de personajes y ambientes, convincentemente interpretado y al que sólo le falta elegancia para ser un digno referente de cómo se debe acometer la actualización del cine que llamamos clásico, en este caso, el negro norteamericano.
Ana Sánchez de la Nieta
