En diciembre de 1978, Chile y Argentina se ponen al borde de la guerra por unas islas de la Patagonia. En ésas, una patrulla chilena rompe accidentalmente su brújula y se pierde en la inmensa pampa. Una patrulla argentina se ubica frente a ellos.
Esta «opera prima» del chileno Alex Bowen Carranza ha sido premiada en diversos festivales, y optó al Goya 2005 a la mejor película extranjera de habla hispana. Su guión es sencillo, algo esquemático y demasiado parecido a otras películas de la última década. Pero funciona bien, facilita la veracidad de los actores y llena de humanidad una esmerada puesta en escena, de emotiva planificación, y apoyada por una banda sonora y una fotografía preciosas. Sorprende, además, la ponderación de su tono pacifista -ni maniqueo ni panfletario- y la humanidad de su mirada, respetuosa con todos los personajes y con la sincera religiosidad católica de muchos de ellos.
Jerónimo José Martín