Director: Radu Mihaileanu. Guión: Radu Miahileanu y Alain-Michel Blanc. Intérpretes: Yaël Abecassis, Roschdy Zem, Moshe Agazai, Moshe Abebe, Sirak M. Sabahat. 140 min. Jóvenes-adultos.
En 1984, durante una de las endémicas hambrunas africanas, Israel apadrinó la operación Moisés para el traslado y acogida dentro de sus fronteras de miles de judíos etíopes, los falashes. Un niño cristiano, empujado por su madre, es instruido para hacerse pasar por judío, hasta ser adoptado en Israel por una familia, matrimonio con dos hijos, que le dan todo su afecto. A modo de película río, que abarca una veintena de años, seremos testigos de la vida de un joven cuyo delicado equilibrio interior lo soporta una mentira.
Radu Miahileanu, cineasta francés de origen rumano («El tren de la vida»), entrega una sólida historia, narrada desde el punto de vista de Schlomo, el protagonista. Sentada la idea de que su formación cristiana era superficial, se dibujan los problemas de identidad e integración de Schlomo, que no comparte la verdad de sus orígenes con nadie, y las inesperadas incompresiones que nacen del color de su piel. Hay también un original canto a la maternidad, representada de modos diversos y emotivos: la madre cuyo hijo muere, la madre que acepta la separación del hijo para asegurarle la supervivencia, la madre que acoge en el hogar al hijo que nunca tuvo en su seno.
El acierto del film es optar por un estilo clásico, sobrio e impregnado de necesaria humanidad, que sabe en todo momento conducir la larga narración. Ni los episodios dolorosos ni los distendidos conducen al exceso. Las manifestaciones de dolor o impotencia, de ira o dicha, de impaciencia y magnanimidad, encuentran en los desconocidos actores que las expresan sus mejores altavoces. Estamos ante una rara muestra de cine inteligente, que llega al corazón.
José María Aresté