Philadelphia es una película de diseño pensada para romper la reticencia que el gran público ha tenido hasta ahora respecto a los films sobre la homosexualidad y el SIDA. Por otra parte, le ha servido al director Jonathan Demme para congraciarse con el poderoso colectivo gay norteamericano –que ha financiado la película generosamente–, tras las duras críticas que recibió su anterior trabajo, El silencio de los corderos, en el que presentaba a un psicópata asesino que era homosexual.
Un primer elemento popular de la película es su estructura de drama judicial. Más que centrarse directamente en los efectos del SIDA o en la vida cotidiana de una pareja de homosexuales, el guión de Ron Nyswaner analiza esos elementos desde dentro de la trama ju…
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