Después de triunfar con Estación Central de Brasil, el brasileño Walter Salles cambia de tono en Midnight, codirigida por Daniela Thomas, que ya había colaborado con él en Tierra extranjera. El film se enmarca en un proyecto que pusieron en marcha la cadena televisiva Arte y la productora Haut et Court, ambas francesas, para fomentar películas en torno a la recta final del milenio.
Salles y Thomas hacen cruzar, durante los dos últimos días de 1999, las trayectorias de un preso al que dejan huir de una cárcel de Río de Janeiro, a cambio de que asesine a un pobre soplón, y de una monitora de sordomudos, que planea suicidarse tras ser abandonada por su novio.
Rodada con un presupuesto ínfimo, ofrece sin embargo una factura impecable y unas magníficas interpretaciones. Gracias a ellas, los sórdidos personajes se humanizan, hasta hacer creíbles sus desgarradores gritos de dolor, sobre los que aletea la esperanza de que el amor se imponga finalmente a la violencia. De todos modos, pesan bastante el exhibicionismo sexual de Fernanda Torres, así como una visión oscura de la religión, que adquiere tintes terribles en la oración ¿blasfema? que un personaje recita al borde la muerte.
Jerónimo José Martín