Director: Emir Kusturica. Guión: Emir Kusturica y Gordan Mihic. Intérpretes: Bajram Severdzan, Florijan Adjini, Jasar Destani, Adnan Bekir, Zabit Memedov. 110 min. Jóvenes-adultos.
El mundo algo intemporal de los gitanos yugoslavos. Matko es un pícaro, pobre diablo, al que su plan para hacerse de oro con un cargamento clandestino de petróleo le sale mal. Dadan, su compinche, más pícaro aún, le ofrece una salida para resarcirle del dinero perdido: casar a Zare, el hijo de Matko, con su hermana Mariquita, una joven arisca y llamativamente baja. Alrededor pululan los familiares de los dos clanes, tres generaciones; la joven Ida, a la que Zare ama; y un peculiar gangster que ve una vez y otra en su televisor la escena final de Casablanca («Presiento que éste es el comienzo de una hermosa amistad»), un resumen de su concepto de lealtad a los amigos.
El director bosnio Emir Kusturica obvia la gravedad política de otros films (Papá está de viaje de negocios, Underground) y, relajado, se abandona a las posibilidades más delirantes de una historia de ambientes próximos a El tiempo de los gitanos. La trama es ligera, con pinceladas poéticas. Contagia alegría, aun estando presente a veces un sentido del humor algo macabro. A veces tiene aire de fábula, con su inevitable moraleja. Algunos pasajes adoptan un tono felliniano muy consciente, de tintes plenamente surrealistas. Hermosa música folclórica, fotografía luminosa, barroquismo en la puesta en escena se conjuntan tan bien como es habitual en los films de Kusturica. Persiste un tono de comedia festiva, aire de divertimento, risas…, hasta alcanzar un happy end escrito así, con todas sus letras.
José María Aresté