Director: Marco Brambilla. Guión: Max D. Adams, Dick Clements y Ian La Frenais. Intérpretes: Alicia Silverstone, Benicio del Toro, Christopher Walken, Jack Thompson. 98 min. Jóvenes-adultos.
En esta divertida comedia romántica, Emily (Alicia Silverstone), una tonta niña pija, se autosecuestra en el maletero de su coche para que de una vez le haga caso su padre, un turbio y egoísta ricachón. Pero el coche lo roba Vincent (Benicio del Toro), un ingenuo ladrón de poca monta. A pesar de sus profundas diferencias de posición y carácter, entre Emily y Vincent surge una peculiar relación de amor-desprecio en medio del creciente enredo que generan.
En su eficaz y sorprendentemente reposada puesta en escena, Marco Brambilla (Demolition Man) da primacía, por encima del despliegue visual, a los aciertos del guión -rico en diálogos chispeantes y situaciones sugerentes- y a unas buenas interpretaciones, sobre todo de Benicio del Toro y Christopher Walken.
El fondo de la película tiene un cierto carácter ácrata y hedonista; y, desde luego, resulta permisivo respecto a las relaciones prematrimoniales y un tanto irresponsable en lo referente al alcohol y otros vicios políticamente incorrectos, como el tabaco. Sin embargo, el tono es casi siempre amable, de modo que las posibles situaciones desagradables son resueltas por Brambilla con elegantes elipsis. Además, por debajo de esa apariencia alocada, late una crítica inteligente a la falta de tiempo y atención en las relaciones familiares y a la torpe mentalidad de los que centran la felicidad en la simple acumulación de riquezas.
Seguramente por eso cae simpática esta comedieta, cuya declaración de principios la resume el personaje de Vincent cuando señala que «el mejor modo de hacer un sueño realidad es despertarse»; justo lo que hacen los solitarios y heridos personajes de la película.
Jerónimo José Martín