Paul Thomas Anderson, el director y guionista de Boogie Nights, realizó Sidney, su opera prima, a los 25 años. Contó con un excelente grupo de actores, lo cual sin duda indica que creyeron en su capacidad como director. Además, su guión está muy bien estructurado, es interesante y variado.
Sidney (Philip Baker Hall) es un jugador profesional que opera en Reno. Allí va a parar el joven John (John C. Reilly), casi un vagabundo, ingenuo e indefenso. Sidney le toma bajo su protección, que llega a ser paternal. John se inicia en el juego, conoce a una camarera y prostituta ocasional (Gwyneth Paltrow) y a un desagradable y peligroso truhán de poca monta (Samuel L. Jackson), que pretende anular la influencia de Sidney…
Estos son los elementos de esta historia de cine negro, que, aun siendo fiel al género, tiene un toque de comedia, e incluso de cuento de hadas trágico… Los acontecimientos se desarrollan con el adecuado ritmo que permite ahondar en las vidas de los personajes. La dirección es sobria, narra con pausa y eficacia la historia, sin las originalidades del novato que quiere hacerse notar. Paul Thomas Anderson se hace notar con esta su primera película porque, con sinceridad e inteligencia, ha seguido pautas de grandes maestros del género, y las ha asimilado bien, tanto, que la película muestra su valiosa personalidad, creativa y prometedora.
Pedro Antonio Urbina