Es posible que los clásicos consejos de Jean Guitton (1901–1999) sobre el cultivo de la inteligencia pasaran relativamente desapercibidos hace más de cincuenta años, cuando los dio a conocer por primera vez. Pero hoy la atención o la espera que recomienda en El trabajo intelectual, reeditado por Rialp, pueden resultar indispensables para contrarrestar las secuelas que el bullicio tecnológico o la influencia de las fake news dejan en nuestro espíritu.
Hay que huir de los estereotipos e insistir, como Guitton, en que el trabajo intelectual no es solo propio de los escritores; tampoco de los académicos. Ni siquiera es exclusivo de los filósofos, ni de esa élite oracular que, desde hace años, se adueña con arrogancia del debate público. Es …
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