Alemania asiste a una paradoja: para mantener su alto crecimiento económico y su bienestar, necesita más población. Si es extranjera, con tal de que tenga la calificación adecuada le basta. El problema, sin embargo, es que los trabajadores no se evaporan al acabar la jornada laboral. Necesitan una casa a donde ir a reposar, a vivir. Y es lo que, al menos en las grandes ciudades, no le sobra a la locomotora económica de Europa: viviendas.
“Hay escasez de terrenos urbanizables, pues los ayuntamientos tienen una ley urbanística muy restrictiva”.
De hecho, parece que le faltan demasiadas, a juzgar por el último informe del BAG, el grupo de trabajo a nivel federal que asiste a los sin techo: en todo el país hay en este momento unas 860.000 per…
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