Las remesas enviadas por emigrantes que residen en países desarrollados a sus familiares y amigos en naciones en desarrollo, experimentarán un alza del 4,8% en 2017, según prevé el Banco Mundial en su último informe Migración y remesas, publicado a inicios de octubre.
El aumento, que cifraría en 450.000 millones de dólares el dinero transferido, supone un cambio en la tendencia decreciente que venía registrándose en los dos últimos años, y estaría vinculado a la recuperación económica de EE.UU., Europa y Rusia.
Una parte de los inmigrantes latinoamericanos radicados en EE.UU. están enviando sus ahorros a sus países de origen por si se ven obligados a regresar
Las remesas hacia los países de África subsahariana, por ejemplo, se incrementarán en un 10%, lideradas por Nigeria, debido a la devaluación de la moneda nacional (la naira). Asimismo, las que tienen por destino Europa (fundamentalmente países de la antigua Unión Soviética) y Asia central y están denominadas en dólares, experimentarán una subida del 8,6%, impulsadas por los movimientos de la tasa de cambio entre la divisa norteamericana y el rublo. Ya en el primer semestre del año, los envíos hacia los países de Asia central – muchos de ellos con una importante población emigrada a Rusia, de donde proviene el grueso de las remesas que reciben–, disminuyó en cuanto al monto en rublos, dada la apreciación de la moneda rusa respecto al dólar.
Según el informe, los países que cerrarán el año como los mayores receptores de remesas serán India, China, Filipinas, México y la ya mencionada Nigeria. En cuanto a la proporción que representan estos envíos en el PIB de las economías nacionales, los mayores beneficiados –y los más dependientes de ellos– son países pequeños, a saber, Kirguistán, Haití, Tayikistán, Nepal y Liberia.
De mantenerse las actuales tendencias, a finales de 2018 el crecimiento de las remesas será de un 3,5%, hasta un total de 466.000 millones de dólares. Aunque igualmente habría factores que podrían incidir negativamente en este pronóstico.
Las políticas antiblanqueo dejan una baja colateral
El BM no pasa por alto que el creciente sentimiento antiinmigrante en algunos países del norte puede terminar afectando las buenas perspectivas sobre las transferencias monetarias. Para argumentarlo, ofrece una panorámica general del contexto:
Algunos países en desarrollo que constituyen destinos de migración también están endureciendo sus políticas hacia los indocumentados
“En los países del Consejo de Cooperación de Golfo (CCG), el destino predilecto de los trabajadores de baja calificación del sudeste asiático, el endurecimiento de las políticas fiscales debido a los bajos precios del petróleo, y las políticas que desestimulan la contratación de trabajadores extranjeros, han desalentado los flujos externos de remesas. Los sentimientos antiinmigración se han vuelto más palpables, lo que afecta a países de diversos niveles de ingreso y de regiones diferentes. Se estima que las preocupaciones de los votantes sobre la inmigración han influido en los resultados del Brexit y en los de las elecciones en EE.UU. En la Unión Europea, las encuestas revelan una difundida percepción de la inmigración como uno de los más importantes problemas a los que se enfrenta hoy la sociedad”.
Los autores señalan asimismo que naciones de menor nivel de desarrollo, como Tailandia y Malasia, han aplicado políticas contra los inmigrantes indocumentados, y que incluso en América Latina algunos países están rediseñando de un modo más restrictivo sus políticas de inmigración. Todo ello, explican, tiene el potencial de hacer disminuir los flujos monetarios, especialmente a través de los canales legales.
Muy en relación con esto, el informe revela que cuando los bancos clausuran las cuentas de los operadores de transferencias con el objeto de combatir el lavado de dinero y otras operaciones propias del crimen organizado, dejan como efecto colateral no solo el bloqueo de innovadoras plataformas de transferencias, sino que las agencias estatales –como correos– y las empresas ya bien asentadas en este negocio, quedan sin competencia, lo que puede elevar los costos de envío y obligar indirectamente a los interesados a tomar canales informales. Todo esto, al final, retarda los beneficios macroeconómicos de estos flujos.
A mayor desahogo en el norte, más familias apoyadas en el sur
En cuanto a Latinoamérica, y salvo mayores sorpresas, sus países cerrarán 2017 con un incremento del 6,9% de las remesas recibidas, en comparación con el año precedente. En dinero real y en números totales, la región percibirá por ese concepto unos 79.000 millones de dólares. En buena medida ello se deberá al crecimiento económico y a la mejora del mercado laboral en EE.UU.
Sobre México, cuarto receptor mundial por volumen, el informe señala que el país terminará 2017 con un récord de 30.500 millones de dólares en remesas, un crecimiento del 6,5% respecto al pasado año. Pero también irán al alza en economías pequeñas de la región, como República Dominicana, Honduras, El Salvador y Nicaragua, a pesar del incremento de las deportaciones desde EE.UU. Allí, los flujos de entrada de dinero ya crecieron un 7% en los primeros siete meses de 2017, comparados con los de igual período de 2016, mientras que en Guatemala aumentaron un 16%. También Colombia observó un incremento del 16%.
India, China, Filipinas, México y Nigeria terminarán el año como los mayores receptores de remesas
El aumento tendría, según los expertos, dos explicaciones. Una, que los inmigrantes están enviando sus ahorros a casa por si se ven en la tesitura de ser obligados a regresar. La otra, que la mejora general del mercado laboral al norte del Río Bravo ha posibilitado a los trabajadores latinoamericanos allí instalados un mayor desahogo económico, con lo que envían ayuda monetaria a casa. En agosto pasado, por ejemplo, la tasa de desempleo entre los trabajadores extranjeros se situaba en el 4,2%, frente al 4,6% de sus pares estadounidenses.
Súmese a esto, como factor favorable, una caída notable de los costos de envío. La región continúa teniendo, en este aspecto, el segundo promedio más bajo después del sudeste asiático, y si en el tercer trimestre de 2016 el costo suponía un 6,2% del envío, en el mismo período, un año después, ya era el 5,7%. Aún no es suficiente: los Objetivos de Desarrollo Sustentable ubican el objetivo en el 3%; pero ya es algo.
Más remesas que ayuda oficial al desarrolloUn informe de la Comisión Europea revela que, en 2016, la ayuda oficial al desarrollo (AOD) aportada por la UE y sus Estados miembros, ascendió a 75.500 millones de euros en 2016, año en que, según el BM, el flujo de remesas a los países en desarrollo rondó los 400.000 millones. Contando con la de EE.UU. y otros países, la AOD no llegó el pasado año a los 200.000 millones de dólares. En el área latinoamericana, por ejemplo, y según estadísticas del BM correspondientes a 2015, las remesas constituyen el 31,2% del PIB haitiano; el 18,4% del hondureño y el 17,4% del jamaicano. En concepto de AOD, sin embargo, el primer país recibió el 11,9% de su PIB; el segundo, el 2,4%; y el tercero, el 0,4%. |