Las mujeres estadounidenses han incrementado en los últimos quince años su acceso a profesiones tradicionalmente consideradas masculinas, como la medicina, el derecho y los negocios, mientras que los hombres pertenecientes a grupos en cierta desventaja social han pasado a ocupar puestos mayoritariamente femeninos, según un estudio de la Universidad de Rutgers, de la que The New York Times ofrece un avance.
Los investigadores ha utilizado los datos del censo para rastrear 448 ocupaciones. Estas son consideradas masculinas o femeninas si en el año 2000 tenían más del 60% de trabajadores de uno de los dos sexos, y se consideran feminizadas o masculinizadas si en 2014 ese porcentaje había variado en 4 puntos porcentuales. Ello ocurrió en 27 profesiones.
Según el estudio, hay algunos matices en este “intercambio”: las mujeres que han incursionado en las profesiones masculinas “más prestigiosas” han sido, por lo general, blancas, nacidas en EE.UU., con alto nivel educativo y casadas; en cambio, los hombres que entran en ámbitos de predominio femenino asumen labores menos valoradas socialmente y son mayormente afroamericanos, hispanos, inmigrantes, pobres y con un bajo nivel de estudios.
De las profesiones en las que ha aumentado la presencia femenina, la investigación señala algunas variaciones: en ciencias naturales, ha pasado del 29% a casi el 52%; en optometría, del 26% al 40%; entre los corredores de bolsa, del 62% al 75%, y la misma tendencia entre los veterinarios y los especialistas en agricultura y alimentación.
Por el contrario, ahora hay menos mujeres que trabajan como modelos y promotoras de productos (del 80% al 70%), como ensambladoras de maquinaria (del 25% al 15%) y como operadoras informáticas (del 55% al 47%). También ha caído su presencia como obreras de la industria textil (–5%) y como vendedoras de tiendas (–10%).
Por su parte, los hombres muestran una menor tendencia a cambiar hacia profesiones de superior nivel que han sido tradicionalmente desempeñadas por mujeres, como la enfermería y el magisterio (esas carreras se “masculinizaron” apenas 2 puntos porcentuales).
El estudio muestra, además, que el acceso de las mujeres a mejores ocupaciones se produce, en buena medida, como resultado de que otros, hombres, han dejado el puesto vacío y han tomado uno mejor. En esta suerte de escalera mecánica, a las mujeres les siguen los hombres inmigrantes, que pasan a ocupar los trabajos abandonados por aquellas. La dinámica, según una investigación de la Universidad de Washington, citada por el Times, no sería nueva: ya a principios del siglo XIX, los inmigrantes irlandeses tomaron el lugar que habían dejado atrás las mujeres estadounidenses en la industria textil, cuando se fueron a trabajar como maestras, un empleo de clase media que ya los hombres estaban dejando de ejercer.