Intelectuales suníes publican una declaración sobre la libertad religiosa

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La escuela de pensamiento Makassed, vinculada a la máxima autoridad suní del Líbano, Dar el-Fatwa, defiende en la Declaración de Beirut sobre la libertad religiosa el derecho de los cristianos de Oriente Medio a vivir de acuerdo con sus creencias. Basándose en textos del Corán, el documento condena la violencia en nombre de la religión y hace un llamamiento a que musulmanes y cristianos convivan en paz.


Una versión de este artículo se publicó en el servicio impreso 68/15

“Durante más de 13 siglos, nuestro país ha visto cómo se construían mezquitas, iglesias y [otros] lugares de culto uno al lado de otro. Queremos que esta herencia de libertad, de colaboración y de convivencia sigan firmemente arraigadas en nuestra tierra, en nuestras ciudades y entre nuestros jóvenes”, dice la Declaración, adoptada el 20 de junio y traducida ahora a varios idiomas por la agencia AsiaNews.

“No queremos aislarnos del resto del mundo y no queremos que el mundo se aísle de nosotros”

Pero esta herencia hoy se ve amenazada en el Líbano y en el resto de Oriente Medio por “la violencia cometida en nombre de la religión”, que “es explotada por motivos políticos, sacrificando en vano a personas, países y civilizaciones”. Frente a las interpretaciones interesadas de los radicales, la Declaración se propone explicar qué dice el islam en materia de libertad religiosa.

Nadie puede matar en nombre de Dios

“La fe religiosa es una libre elección y un libre compromiso. Es un derecho de cada persona”, protegido por el Corán, el cual afirma que “no debe haber coacción en la religión” (Al-baqara 256).

Por eso, “negar a las comunidades cristianas el derecho al ejercicio de su libertad religiosa y destruir sus iglesias, sus monasterios y sus instituciones educativas y sociales es contrario a las enseñanzas del islam y una clara violación de sus principios, dado que esos abusos se cometen en su nombre”.

La declaración pide a los cristianos que no abandonen la región, sino que permanezcan “junto a sus hermanos musulmanes”. Los esfuerzos de ambos, que deben gozar de “los mismos derechos y deberes”, son necesarios para “rechazar la coacción en materia religiosa, para respetar la libertad de pensamiento y para aceptar las diferencias entre las personas como expresión de la voluntad de Dios”.

La libertad religiosa no es una concesión de las autoridades, sino un derecho que corresponde a cada persona en virtud de su “dignidad como ser humano”. Cada cual “es directamente responsable ante Dios por el ejercicio de su libertad. Es un derecho humano que debe contar con la protección del Estado”.

En consecuencia, nadie puede ser perseguido ni discriminado por razón de la fe: “A los ojos del Corán, nadie tiene derecho a declarar la guerra a alguien por sus creencias, ni a expulsar de sus hogares a un pueblo o una comunidad, ni a privarles de sus tierras”.

“El islam no impone un régimen político específico y no avala un Estado religioso”

Pluralismo político y social

El documento pasa de exigir el respeto a la libertad religiosa a defender el derecho a la participación política y social de los cristianos. En sintonía con la Declaración sobre las libertades fundamentales, elaborada por Al-Azhar, otro baluarte teológico de los suníes, recuerda que el islam “no impone un régimen político específico y no avala un Estado religioso. En cualquier sociedad, el sistema político es la construcción de los ciudadanos de esa sociedad, musulmanes o no”.

“Por tanto, considerar un sistema político concreto como sagrado e infalible, o como una cuestión religiosa, es una mala interpretación de la religión y una imposición a los demás (…). Todas las personas son protegidas por el Estado nacional que han creado juntas, sobre la base del respeto a la Constitución y a las leyes que los consideran iguales en derechos y deberes”.

La aspiración a construir un Estado civilizado entre los ciudadanos de diferentes credos va en la línea del compromiso contraído por los países árabes “al apoyar la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y las sucesivas declaraciones árabes”.

El documento termina subrayando que el islam no puede ser un obstáculo para la libertad política y religiosa. “Somos parte de este mundo, y aspiramos a hacer una aportación positiva a su progreso. No tenemos miedo al resto del mundo y no queremos ser una fuente de miedo para los demás. No queremos aislarnos del resto del mundo y no queremos que el mundo se aísle de nosotros”.

Un combate doctrinal dentro del islam

La Declaraciónde Beirut sobre la libertad religiosa es un documento importante para el mundo islámico, tanto por su contenido como por la plataforma que lo ha elaborado. Así lo explica el periodista Fady Noun en un artículo publicado en AsiaNews.

“Negar a las comunidades cristianas el derecho al ejercicio de su libertad religiosa es contrario a las enseñanzas del islam”

El extremismo islámico está creando “la crisis intelectual y existencial que golpea al mundo musulmán”. Por eso es tan oportuno quela Makassed, donde se forman muchos pensadores musulmanes del Líbano, se haya sumado a la lucha doctrinal que trata de aclarar las verdaderas enseñanzas del islam.

“La Declaración de Beirut –escribe Noun– aclara por fin las enseñanzas del islam en cuestiones como el reconocimiento de la libertad religiosa y de enseñanza, el respeto a la libertad de conciencia, el respeto a la dignidad del ser humano, el derecho a la diferencia, el respeto al pluralismo, el derecho a la participación política y social para construir un Estado civilizado, la adhesión a la Carta de los derechos humanos, el compromiso con un Líbano unido y democrático, etc”.

Para el pensador suní Mohammad Sammak, miembro del Comité nacional del diálogo islámico-cristiano en el Líbano y uno de los autores de la declaración, este breve compendio de doctrina sirve para “combatir el extremismo dentro del islam”. “No podemos conformarnos con declaraciones vacías del tipo ‘esto no es el islam’. Debemos convencer a los musulmanes con argumentos extraídos de la fe musulmana, del Corán”, explica a Noun.

No es la primera vez que un grupo de teólogos e intelectuales musulmanes sale en defensa de la libertad religiosa (cfr. Aceprensa, 10-11-2008). Pero sí es significativo que una institución con tanta autoridad en el mundo musulmán hable con esta claridad sobre la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. También hay que tener en cuenta que este pronunciamiento se produce en el Líbano, país donde hay una experiencia secular de convivencia entre musulmanes y cristianos.

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