Cada vez más empresas norteamericanas ofrecen a sus empleados cursos de mindfulness que les permitan encontrar un sentido a su trabajo. Pero este sentido difícilmente aparecerá mientras los horarios laborales sigan impidiendo tener vida fuera de la oficina, argumenta Joe Keohane en The New Republic.
La publicación de dos nuevos libros en EE.UU., Mindful Work (1) y The Business Romantic (2) muestra el interés creciente de varias empresas estadounidenses por mejorar el bienestar de sus empleados. Mientras el primero destaca los beneficios de la meditación para reducir el estrés, el segundo propone buscar un sentido al trabajo con ayuda de las artes: poesía, pintura, música.
Google es una de las grandes compañías de Silicon Valley que ofrece a sus empleados un curso de mindfulness, “Search Inside Yourself” (busca en tu interior). En él, se enseña a los empleados la importancia del sacrificio, la humildad y la compasión en la oficina. “Ser amado es bueno para tu carrera. Si te quieren, la gente trabajará más para ti”, dice Chade-Meng Tan, alto ejecutivo de Google que está al frente del seminario.
Para Keohane, los consejos de este tipo revelan a las claras de qué va toda esta preocupación por el bienestar de los empleados. Interesa, sí, que los trabajadores estén motivados y que encuentren un sentido a lo que hacen. Pero, sobre todo, interesa que la mejora de su bienestar repercuta positivamente en su productividad y en los resultados de la empresa.
Llegados a este punto, Keohane revisa algunas estadísticas. Los norteamericanos trabajan de media 299 horas al año más que los franceses, y 400 horas más que los alemanes. De una lista de 23 países, la OCDE considera a EE.UU. el peor país para conciliar la vida laboral y familiar.
Para la mayoría de la gente, dice Keohane, el problema no es que el trabajo carezca de sentido. Más bien, “el problema es que el trabajo ha monopolizado de tal forma nuestra vidas que cada vez tenemos menos oportunidades de encontrar un sentido a lo que hacemos fuera de la oficina”.
Pero las empresas no son las únicas responsables. “La cultural actual, tan incorregiblemente adicta al trabajo, no está interesada en remediar el vacío existencial sino en promoverlo activamente para llenar ese hueco con más trabajo presentado como si fuera vida”. Y concluye: “Quizá lo que echamos de menos no es un sentido, sino tranquilidad. Quizá lo que nos falta son palabras que verbalicen la temida herejía: trabajamos demasiado”.
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Notas
(1) David Gelles, Mindful Work: How Meditation Is Changing Business from the Inside Out, Houghton Mifflin Harcourt Publisihng Company, Nueva York, 2015.
(2) Tim Leberecht, The Business Romantic: Give Everything, Quantify Nothing, and Create Something Greater Than Yourself, HarperCollins Publishers, Nueva York, 2015.