Los cuarenta años transcurridos desde la legalización del aborto en EE.UU. no han acallado el debate legal y ético. Mientras la vieja guardia pro-choice se las ve y se las desea para renovar sus bases, se consolida una nueva generación de jóvenes dispuestos a cambiar el statu quo establecido por Roe vs. Wade, la sentencia del Tribunal Supremo estadounidense que legalizó el aborto el 22 de enero de 1973.
(Actualizado el 10-03-2014)
Hay una curiosa disparidad entre el clima mediático y la opinión pública respecto al derecho al aborto en EE.UU. El mensaje predominante en el cine, en la televisión, en la publicidad, es pro-choice. Sin embargo, cuarenta años después de la legalización del aborto, la postura provida ha pasado a ser mayoritaria en la opinión pública, y además entre los jóvenes.
El movimiento pro-choice se da cuenta de que debe renovar su mensaje para captar a los jóvenes. Por eso, ha querido hacer de Sandra Fluke, de 31 años, una “joven campeona de los derechos reproductivos”, a decir de Nancy Keenan, presidenta de NARAL Pro-Choice America. Recién licenciada en Derecho, Fluke saltó a la fama en febrero de 2012, cuando fue insultada en un programa radiofónico por apoyar el plan de Obama de exigir la cobertura gratuita de los anticonceptivos en el seguro sanitario.
Desde entonces, Fluke se ha dedicado en cuerpo y alma a agitar la causa pro-choice entre las filas demócratas. Explicó a los representantes demócratas en el Congreso las dificultades que afrontan algunas universitarias para costearse determinados métodos anticonceptivos, y fue uno de los fichajes estrella de Obama para la convención de su partido celebrada en Charlotte el pasado septiembre (cfr. Aceprensa, 4-09-2012).
Pero es posible que Fluke, tan traída y llevada en los medios de comunicación, no represente a tantas mujeres de su generación como parece. Año tras año, las últimas encuestas Gallup sobre valores y creencias muestran que cada vez hay menos jóvenes interesados en las posturas radicales defendidas por NARAL, Planned Parenthood, NOW y otras organizaciones abortistas.
La postura provida ha pasado a ser mayoritaria en la opinión pública, y además entre los jóvenes
Una sensibilidad mayor hacia la vida
Aunque el apoyo al aborto legal en EE.UU. sigue siendo amplio, esos sondeos anuales revelan un cambio progresivo hacia la postura provida. La encuesta Gallup de mayo de 2009 mostró que, por primera vez desde que se empezaron a realizar este tipo de sondeos en 1995, los contrarios al aborto son mayoría en EE.UU.: el 51% se declaraba provida y el 42% pro-choice. El sondeo reveló también que los jóvenes de 18 a 29 años constituyen el grupo más numeroso de los que declaran que el aborto debería estar prohibido en todas las circunstancias (cfr. Aceprensa, 18-05-2009).
La encuesta de mayo de 2010 volvió a confirmar por segundo año la ventaja de los provida frente a los pro-choice, aunque esta vez era menor (47%-45%). El dato más relevante es el claro rechazo al aborto a petición entre los jóvenes: tres de cada cuatro en contra.
La encuesta de mayo de 2011 inclinó la balanza hacia el lado pro-choice (49%-45%). Pero pocos meses después hubo empate (47%-47%); el sondeo de agosto de 2011 reveló un dato interesante: la mayoría de los partidarios del aborto están también a favor de varias limitaciones. Así, el 86% quiere que se informe a las mujeres sobre los riesgos del aborto y sobre las alternativas; el 79% se opone a los abortos en el tercer trimestre del embarazo; el 60% pide el consentimiento paterno para las menores; y una proporción igual, que haya un período de reflexión de 24 horas tras solicitar el aborto; el 52% se opone a los abortos en el segundo trimestre…
Y cuando parecía que la tendencia hacia la postura provida se estaba desinflando, la encuesta de mayo de 2012 muestra a la posición pro-choice en su mínimo histórico: el 41% está a favor del aborto frente al 50% de los que se declaran provida. Según los autores del sondeo, en este cambio han podido influir las polémicas en torno al mandato anticonceptivo de Obama y la financiación federal de Planned Parenthood.
Otros datos de ese mes ofrecidos por Gallup revelan que los jóvenes de 18 a 34 años es el grupo donde más ha caído la identificación con la causa pro-choice: del 53% en 2001-2008 al 46% en 2009-2012, una diferencia de siete puntos, mientras que en los demás tramos de edad (35 a 54 y 54 en adelante) la bajada ha sido de tres.
Para muchas jóvenes estadounidenses, el argumento de que el aborto libera a las mujeres ha perdido atractivo
Más apasionadas y comprometidas
A la vista de estos datos, se explica el nerviosismo que existe entre las líderes del movimiento pro-choice. En una entrevista publicada el pasado diciembre por el diario The Hill, Nancy Keenan explicaba su renuncia como presidenta de NARAL e insistía en la necesidad de buscar una sucesora más joven capaz de conectar con las nuevas generaciones. “La generación del milenio es pro-choice –asegura dando la espalda a las encuestas–, pero tenemos que recortar la diferencia de intensidad para conectar lo personal con lo político”.
Lo de la diferencia de intensidad delata un temor fundado. En abril de 2010, la revista Newsweek publicó los resultados de una encuesta realizada por NARAL entre estadounidenses menores de 30 años. Sus resultados muestran que los provida están más convencidos que los pro-choice: el 51% de los encuestados que se declara en contra del derecho al aborto considera la defensa de la vida un asunto “muy importante”; en cambio, solo un 26% de los pro-choice muestra el mismo entusiasmo.
La propia Keenan no ocultó su asombro cuando vio desfilar a la muchedumbre en la marcha por la vida celebrada en Washington el 22 de enero de 2010, aniversario de Roe vs. Wade. “Lo único que pensé fue: ¡Madre mía, son tantos y tan jóvenes!”, declaró a la periodista de Newsweek. Frente a los 400.000 activistas provida que se juntaron en Washington, la marcha pro-choice que tuvo lugar ese día no logró convocar a más de cien personas (cfr. Aceprensa, 30-04-2010).
El feto es más visible
Para muchos jóvenes estadounidenses, el argumento de que el aborto libera a las mujeres ha perdido atractivo. El desarrollo de las ecografías, que han hecho más visible el desarrollo del feto, ha llevado a plantear el debate en términos de justicia antes que de liberación: dado que el feto es un ser humano vivo (independientemente de que sea deseado o no), el aborto es una injusticia radical que nos afecta a todos y a la que hemos de poner fin.
“El feminismo provida ha cautivado a una nueva generación de mujeres jóvenes que rechazan el espejismo de pensar que para ser promujer hay que ser pro-choice”, escribe en Time Emily Buchanan, directora de la organización provida Susan B. Anthony List.
Las nuevas jóvenes provida vienen con fuerza. Es el caso de Kristan Hawkis, de Students for Life of America, que ha puesto en marcha más de 675 grupos provida universitarios en todo el país. O el de Lila Rose, que fundó con 15 años Live Action y puso en un aprieto varios años después a Planned Parenthood al denunciar cámara en mano que en algunas de sus clínicas se hacían abortos ilegales. O el de Abby Johnson, antes directora de una clínica abortista y hoy activista provida (cfr. Aceprensa, 10-02-2011).
“Durante los últimos dos veranos –explica Buchanan– se han apuntado a nuestro programa de formación alumnas de Stanford, Georgetown, de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee y de la Universidad de California en Berkeley. Estas apasionadas defensoras de los derechos de las mujeres y de los no nacidos regresan a sus campus dispuestas a organizar grupos provida para mostrar a sus compañeros la tragedia del aborto”.
Una sentencia basada en el perjurio
Las provida también tienen su vieja guardia. Entre otras, la mujer por cuyo caso el Tribunal Supremo estadounidense legalizó el aborto en 1973 y que hoy es una activista provida. Norma McCorvey, que durante el proceso usó el pseudónimo de Jane Roe, tenía entonces 21 años y se encontraba en una situación límite: sin dinero, sin marido y embarazada por tercera vez.
Las abogadas feministas Sarah Weddington y Linda Coffe añadieron al caso todavía más dramatismo, aunque para ello McCorvey tuviera que cometer perjurio: acordaron mentir en el juicio y decir que el embarazo se debía a una violación. Al alargarse el proceso, dio a luz a su hija y la entregó en adopción, igual que las dos anteriores. McCorvey nunca llegó a abortar.
En 1991 comenzó a colaborar en un centro abortista de Dallas, donde pudo ver de cerca los restos de bebés abortados en el segundo trimestre. Esta experiencia le sacudió por dentro, pero siguió siendo pro-choice. En 1995 entabló amistad con algunos miembros de una organización provida, empezó a colaborar con ellos, se hizo opositora del aborto y cristiana protestante. Más tarde, en 1998, se convirtió al catolicismo.
Hoy, McCorvey hace lo que está en su mano por divulgar que la sentencia que legalizó el aborto en EE.UU. tiene su origen en el perjurio. “Me llamo Norma McCorvey, soy la ex Jane Roe de la sentencia Roe vs. Wade (…). Fui convencida por unas abogadas feministas para que mintiera, para que dijera que había sido violada y que necesitaba un aborto. Todo fue una mentira”, declara en un vídeo lanzado en octubre de 2012.