A medida que se acerca el Año Internacional de la Familia 2014, promulgado por Naciones Unidas, en Bruselas empieza a cuajar la idea de que Europa necesita incorporar la perspectiva de familia para afrontar la crisis económica y demográfica que atraviesa. En la Lección Anual organizada el 25 de octubre por el instituto de estudios The Family Watch, Pierluigi Brombo –administrador de la Sección de Empleo, Conciliación y Ciudadanía del Comité Económico y Social de la Unión Europea– explicó qué tienen en común las políticas familiares europeas más efectivas.
Las familias europeas, dijo Brombo, se encuentran en una situación de cambio. Ningún país de Europa alcanza el umbral de reemplazo (2,1 hijos por mujer); retrocede la edad de primera maternidad; aumenta el número de rupturas familiares, el de familias monoparentales y el de familias que carecen de ingresos estables; también aumenta la esperanza de vida, una buena noticia que ensombrece el panorama si no tenemos más hijos, al empeorar el problema del envejecimiento de la población.
Los gobiernos de los países europeos han tratado de dar soluciones a estos problemas a través de las políticas familiares. Los escandinavos, por ejemplo, se han preocupado de promover especialmente la igualdad entre madres y padres; la conciliación entre la vida laboral y familiar; y la reincorporación al mercado de trabajo tras la crianza de los hijos pequeños.
En Holanda se ha puesto el énfasis en el empleo a tiempo parcial para que la gente tenga hijos. En Francia destacan las políticas a largo plazo, porque entienden que favorecer la natalidad no depende del color político de un gobierno. En el Reino Unido se centran en intentar sacar a los niños y a las familias de la pobreza…
Atender necesidades
La Unión Europea, que solo tiene competencias indirectas en materia de familia, utiliza tres criterios para valorar qué políticas familiares funcionan: si son efectivas; si son aplicables en los demás países; y si son sostenibles. Para Brombo, las mejores políticas familiares se caracterizan por los siguientes rasgos:
— prevén mecanismos que permiten conciliar la vida laboral y familiar;
— contienen medidas adaptadas a las demandas de los padres y a las necesidades de los hijos, sin contenidos ideológico;
— recogen medidas de prevención y lucha contra la pobreza de las familias, especialmente en tiempos de crisis económica;
— se aplican de forma duradera y permanente (no son ayudas de “quita y pon”);
— reconocen el valor de una vida familiar estable;
— prestan atención a las necesidades de las familias numerosas.
Recientemente, el Comité Económico y Social de la Unión Europea ha hecho varias propuestas para apoyar a la familia en Europa. Entre otras, destacan las siguientes: promover la participación de las asociaciones que representan a las familias en la elaboración de las políticas familiares; incentivar el reconocimiento a las empresas que son familiarmente responsables; proponer que los trabajadores puedan elegir su edad de jubilación en función de las excedencias que se tomen por motivos familiares en el transcurso de su vida laboral; promulgar el año 2014 como Año Europeo de las Familias, coincidiendo con el XX aniversario del Año Internacional de la Familia…