Dina Awwad es palestina, pero no musulmana. Es cristiana. Ha estado el pasado mes de junio en Madrid, en un encuentro con expertos internacionales para tratar el presente y el futuro de las distintas comunidades que viven en Oriente Medio. El seminario, organizado por el Centro de Estudios de Oriente Medio de la Fundación Promoción de la Cultura, se celebró en un momento de gran trascendencia para la región, tras el viaje del presidente de EE.UU., Barack Obama, a los países de la zona (cfr. artículo de Manuel Cruz para Aceprensa en Internet, 15-06-2009).
Dina Awwad es directora de desarrollo y relaciones públicas de la Universidad de Belén. Tiene tan solo 25 años. Es palestina y cristiana. Cuenta que cuando era niña, su familia tuvo que abandonar Palestina por motivos económicos. “Mi padre es ingeniero y salimos adelante en Kuwait, país que de nuevo tuvimos que dejar debido a la guerra del Golfo. Algunos compatriotas se asentaron en Estados Unidos, pero nosotros regresamos a Palestina porque es nuestro país. Yo quiero quedarme en Palestina”.
A pesar de su corta edad, cuenta con una educación privilegiada. Master en Relaciones Internacionales, ha trabajado también como reportera.
— Por lo que dice, se deduce que los jóvenes palestinos son algo escépticos respecto a los planes de paz.
— Estamos frustrados con la comunidad internacional, con los dirigentes palestinos y con el gobierno de Israel. Por eso, intentamos preocuparnos lo menos posible de la política y ocuparnos más de nuestra formación. Muchos jóvenes piensan que hasta que los refugiados palestinos no puedan volver a su lugar de origen y les dejen ser dueños de su propio destino, no habrá verdadera justicia. Esta situación es difícil de conseguir. Por esta razón, trabajamos para que los palestinos, en especial las mujeres, puedan acceder a la educación sin interferencias del gobierno de Israel.
Un pueblo dividido
— ¿No les hadado esperanza el discurso y el plan de Obama para alcanzar la paz?
— Los palestinos estamos contentos con el discurso de Obama, pero mantengo mis dudas al respecto. También otros presidentes de EE.UU. intentaron acuerdos para solucionar el conflicto en Oriente Medio y fracasaron. Además, entre los propios palestinos existen divisiones. No tenemos nada en contra del pueblo israelí, pero sí contra algunas decisiones de su gobierno. Existen muchos ciudadanos judíos, incluso soldados, que están ayudando a los palestinos. Creo que la sociedad israelí se está dando cuenta de algunas equivocaciones de sus gobernantes.
— ¿Cómo ve entonces la situación en Oriente Medio?
— Complicada, pero sin perder la esperanza. Soy algo escéptica porque el acuerdo que se firmó en Oslo en 1993, lleno de buenas intenciones, no dio soluciones a muchos aspectos, como los asentamientos, la división de Jerusalén en este y oeste, el problema del agua (no llega a los territorios ocupados, es decir, a muchos palestinos). Todo ello generó mayores divisiones. Los palestinos están divididos entre refugiados y cisjordanos. Además, se partió Cisjordania en tres áreas. Esto creó más separación geográfica entre los palestinos. Muchos de ellos no tienen acceso, ni conocen muchas de las ciudades palestinas.
Los acuerdos de Oslo desmoralizaron a los palestinos. Se aprobó la existencia de una Autoridad Palestina, pero muchos de los responsables pasaron a ocupar cargos que no sabían desarrollar y además se corrompieron. Los acuerdos empeoraron muchos aspectos, se produjeron más colonias y se originó más división entre Jerusalén y Belén. Los puestos de control israelíes han aumentado considerablemente en las zonas palestinas. Hay más de 600. Nuestro gobierno, además, está enormemente fragmentado. La oficina de las Naciones Unidas publicó un informe sobre Belén: 654 km2 con un 67% bajo control israelí. Cada vez llegan más personas de los asentamientos. Si desapareciera el muro de Belén, 21.000 palestinos que habitan en los alrededores, dentro del mismo distrito, tendrían acceso ilimitado a la ciudad. Es una ciudad rodeada por un muro. Así es como veo la situación.
El papel de las mujeres
— ¿Y qué pueden hacer los ciudadanos palestinos para mejorar la situación de su país?
— Como he dicho antes, extender la educación a todos los palestinos. Otra de las situaciones más tristes es que muchos palestinos han sido privados de la educación por las autoridades de Israel. Las familias envían a sus hijos, especialmente las mujeres, a estudiar fuera. Es un mundo de incertidumbres, donde las mujeres se convierten en una herramienta fundamental para sostener a sus familias. Es innegable que se trata de una sociedad patriarcal, pero las mujeres tienen cada vez más peso y enorme fortaleza.
Debemos dejar hueco a los nuevos intelectuales palestinos para reemplazar a los políticos corruptos. También se debe mejorar la gestión de algunas ONG internacionales, porque muchos de los proyectos humanitarios se quedan a medio hacer, también por corrupción en la administración de los fondos económicos. No todas las ONG son iguales, ciertamente, Si ese dinero se invirtiera en pagar una beca a una estudiante o crear empleo, sería más positivo. Tenemos que ser críticos con nosotros mismos para encontrar soluciones más eficaces.