La actual visita ad limina de los los obispos de Vietnam a Roma ha atraído el interés sobre la realidad de la Iglesia en este país. A pesar de las gravísimas dificultades que atravesó en la segunda mitad del siglo XX, la situación actual resulta francamente esperanzadora: es el país con más católicos en Oriente, después de Filipinas.
Los datos estadísticos suelen parecer fríos, pero no lo en este caso, cuando se tienen en el subconsciente las cifras publicadas de países europeos. La Agencia Fides presentó un cuadro comparativo de 2002 a la actualidad: el número de sacerdotes diocesanos ha pasado de 2.133 a 2.877, con un aumento del 34,88%; el de católicos, de 5.314.628, a 6.150 726, con un incremento del 15,73% (representan el 6,79% de la población total), y una alta práctica religiosa, que no pasa inadvertida a los visitantes extranjeros. Más han crecido las religiosas, que llegan a 13.675, desde 9.654 (41,65% más). Y, desde luego, ya querrían algunos países europeos tener 2.186 seminaristas mayores (1.580 en 2002), con un aumento del 38,36%.
En mayo de 1954 el general Giap liberaba Dien Bien Phu, cuando Vietnam era colonia francesa. Fue el comienzo de la implantación revolucionaria comunista y de un largo periodo de guerra. El país se dividió: el norte quedó bajo el régimen marxista; un millón de prófugos abandonó esa zona para buscar la libertad en el sur. En 1975 Vietnam volvió a quedar unificado bajo el régimen comunista. Cientos de sacerdotes se vieron obligados a abandonar el país, y otros tantos fueron encarcelados. El Estado confiscó los bienes eclesiásticos, así como escuelas y hospitales.
Al cabo del tiempo, permitió la reapertura de los seminarios diocesanos, pero con un número limitado de alumnos y bajo un severo control, que poco a poco se fue mitigando. Sin duda, los viajes del Cardenal Roger Etchegaray, bajo el impulso de Juan Pablo II, contribuyeron mucho a la distensión, una vez terminado el conflicto con Estados Unidos. En 1989 visitó diez de las 25 diócesis de Vietnam. Al año siguiente, comenzaron los viajes de delegaciones oficiales de la Santa Sede, las primeras presididas por el propio Cardenal, para ir negociando con el Gobierno. La última tuvo lugar en febrero de 2009. Fue también importante la visita a Benedicto XVI del primer ministro, Nguyen Tan Dung, en enero de 2007 (cfr. Aceprensa 31-01-07).
Afortunadamente, no prosperó la “asociación de católicos patrióticos”, fundada desde el poder siguiendo los pasos de China, aunque no ha dejado de causas problemas a la jerarquía. De hecho, la Conferencia Episcopal no necesita ya permiso gubernamental para reunirse, aunque las autoridades reclaman su aprobación antes del nombramiento de nuevos Obispos. Actualmente, según informa Fides, el Episcopado vietnamita está compuesto por un Cardenal Arzobispo Metropolitano, 2 Arzobispos Metropolitanos, 22 Obispos titulares, 2 Coadjutores, 5 Auxiliares, para un total de 32 Obispos activos y 13 eméritos. Del 2003 al 2009 fueron nombrados 13 Obispos tras las negociaciones con el Gobierno.
Preside la Conferencia Mons. Pierre Nguyên Van Nhon, Obispo de Dalat. En una entrevista a L’Osservatore Romano (24-VI-2009) recuerda que la evangelización de Vietnam comenzó en 1533. Pero la jerarquía propia no se pudo crear hasta 1960, en tiempos en que el país estaba dividido políticamente. Sólo en 1980, después de la reunificación, se constituyó la Conferencia Episcopal vietnamita.
Se refiere también a las buenas relaciones de la Iglesia católica con las demás religiones y confesiones, en particular con el budismo, que es la mayoritaria. A su juicio, no hay tensiones entre quienes profesan religiones diversas. Existe una cierta forma de “compasión” entre todos los vietnamitas que profesan una religión -sea budista, católica, protestando o cualquier otra religión local- porque sufren prácticamente las mismas dificultades y tienen las mismas esperanzas.
Las religiosas son especialmente apreciadas por el pueblo, pues le sirven discreta y eficazmente con sus actividades muy necesarias después de tiempos de guerra: cuidan de minusválidos, trabajan en hospitales, leproserías, hospicios y asilos.
En conjunto, el cuadro que presenta la Iglesia en Vietnam no puede ser más esperanzador, a pesar de las dificultades como, por ejemplo, la recuperación de antiguas propiedades eclesiásticas o de comunidades religiosas (cfr. Aceprensa 4-06-08) No parece ya lejano el día en que Hanoi y la Santa Sede restablezcan las relaciones diplomáticas.