Objeción al diagnóstico con fines eugenésicos

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Esteban Rodríguez Martín, médico especialista en ginecología y obstetricia, es el primer médico objetor de conciencia al diagnóstico prenatal con fines eugenésicos. En una entrevista para La Gaceta (12-12-2008) sostiene que detectar y destruir fetos con anomalías se ha convertido en la tónica dominante del diagnóstico prenatal.

En España, el aborto por el tercer supuesto despenalizado (malformaciones del feto) pasó de 1.031 casos en 1997 a 3.265 en 2007. Rodríguez Martín opina que “el embarazo objeto de diagnóstico prenatal suele ser un embarazo deseado, pero deja de ser deseado ante un diagnóstico prenatal adverso”.

Para Rodríguez Martín, muchos médicos hacen los diagnósticos por miedo a la denuncia. “Sentencias del tipo wrongful-birth (nacimiento erróneo) contribuyen a ello. Esto se traduce en un hiperdiagnóstico; es decir, ante la duda se prefiere sospechar algo, aunque luego no se confirme, que asegurar la normalidad completa, y que después el niño nazca con alguna tara”.

Pero también hay algunos médicos que recurren al diagnóstico prenatal por motivos ideológicos. Unos “porque están convencidos de los beneficios de la eugenesia”. Otros porque son claramente abortistas.

A Rodríguez Marín le mueve a objetar “el convencimiento de que el mal uso del diagnóstico prenatal, diseñado para permitir el aborto llegado el caso, no aporta ningún beneficio a la sociedad puesto que no constituye un verdadero progreso y atenta contra la vida del ser humano más débil e indefenso (el feto enfermo y por ello doblemente débil), contra la salud de la mujer y contra la deontología del médico”.

El ginecólogo recuerda además que en estas pruebas invasivas muere uno de cada cien fetos, con independencia de que estén sanos o enfermos.

Rodríguez Marín no se opone a cualquier diagnóstico prenatal sino sólo a tres actividades concretas: “Practicar pruebas invasivas que someten al niño a un riesgo de muerte innecesario; participar en cribados de riesgo de cromosomopatías porque su fin es permitir el aborto; y participar en programas de cribado ecográfico de malformaciones en la semana 20, igualmente para posibilitar el aborto llegado el caso”.

Para Rodríguez Marín, “el diagnóstico prenatal podría hacerse en la semana 24 sin que supusiese un incremento de riesgo sustancial para los pocos fetos que pudiesen beneficiarse de un tratamiento precoz”. “Esto no tiene nada que ver con programas que se extienden a toda la población antes de la semana 22, para posibilitar el aborto eugenésico, encaminado fundamentalmente al diagnóstico de enfermedades incurables como el síndrome de Down”.

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