Los árabes israelíes, atrapados entre dos mundos

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Cuando David Ben Gurion proclamó el Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948, vivían en el territorio del recién nacido país casi un millón de palestinos. Sin embargo, en la guerra con países árabes que se desató inmediatamente después, huyeron o fueron expulsados de sus casas cientos de miles. Unos 120.000 palestinos que quedaron en territorio de Israel adoptaron la nacionalidad israelí. Y hoy por hoy, con su descendencia, los árabes israelíes son ya 1,4 millones, de entre los 7,2 millones de habitantes de Israel.

La Declaración de Independencia leída por Ben Gurion les reconoce los mismos derechos que a sus conciudadanos judíos. Participan al igual que estos en el sistema democrático y han llegado a fundar partidos representados en la Kneset, como la Lista Árabe Unida, el Hadash o el Balad. Su idioma es oficial junto al hebreo y gozan, sin lugar a dudas, de mayores libertades que en el resto del mundo árabe.

Los árabes israelíes están exentos del servicio militar que deben prestar tanto hombres como mujeres en Israel. Algunos entienden esto como una discriminación, mientras que otros lo ven como una concesión, para que no tengan que verse en la situación de disparar contra otros árabes.

Los árabes israelíes viven como si estuvieran atrapados entre dos mundos. Por un lado, en medio del conflicto, muchos israelíes judíos los ven como palestinos, y en definitiva como enemigos, y evitan el trato con ellos. Mientras tanto, muchos palestinos sin pasaporte hebreo insultan a los árabes israelíes como traidores y colaboradores de los judíos en la opresión del pueblo palestino.

Varios árabes israelíes han llegado incluso a alcanzar altos puestos en la Administración Pública. El diputado laborista Raleb Majadele es desde 2007 ministro de Ciencia, Cultura y Deportes. Majalli Wahabi es vicepresidente de la Kneset por el partido Kadima y viceministro de Exteriores. Salim Jubran es por su parte juez de la Corte Suprema. En el ámbito del deporte, el árabe Abas Suan es uno de los goleadores más destacados de la selección israelí de fútbol.

De todas maneras, muchos árabes israelíes se sienten ciudadanos de segunda. Más de la mitad viven en la pobreza. Los centros de población árabes disponen de infraestructuras de peor calidad que las zonas judías y también las escuelas públicas árabes están dotadas de menos medios, según organizaciones árabes israelíes. El grupo defensor de los derechos civiles Adva concluyó que los israelíes árabes apenas se han beneficiado del crecimiento de la economía nacional. Pese a que los desempleados en Israel han caído de 279.800 en 2003 (10,7%) a 211.800 en 2007 (7,3%), los árabes sin trabajo han aumentado de 34.100 a 38.300. En este periodo, los salarios árabes se han reducido del 73 al 70% de la media nacional israelí.

El Mosawa Center de Haifa habla además de 169 incidentes racistas contra árabes israelíes en 2007, desde declaraciones de políticos, hasta profanaciones de mezquitas y cementerios, o muertes injustificadas a manos de la Policía. El diputado ultranacionalisa Avigdor Liberman, presidente del partido Nuestra Casa Israel y hasta hace unos meses socio en el Gobierno israelí, llegó a comparar a los parlamentarios árabes de la Kneset con colaboradores nazis e instó a ejecutar a los que se reúnan con políticos palestinos.

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